Indestructibles

José María Pumarino

No sea si sea ya un vicio o es una simple mala costumbre, pero estoy acostumbrado a creer en lo imposible, aunque sea imposible creer en muchas cosas. Así como también a disfrutar de los placeres de la locura, mismos que están reservados sólo para quienes nos entregamos a ella.

Como se lo imaginarán, en más de una ocasión, he sido criticado por este optimismo prepotente. Debido a que, por lo general, el instinto de supervivencia no repara en realizar lo que sea necesario para sobrevivir dentro del medio en el que nos desarrollamos diariamente, y esto va mucho más allá del plano “físico”, pues la necesidad de conservación se extiende al plano laboral, social, económico, emocional y hasta sentimental. Por mantener un empleo, un negocio, un status, una relación, un afecto, muchos hacen lo que se tenga que hacer, aunque eso implique adormecer sus conciencias  y/o enmascarar su personalidad.

Como ya había comentado anteriormente, a percepción de este su humilde servidor, como sociedad estamos tan mal que el camino correcto va contracorriente, por lo que, entendible pero lamentablemente, muchos se han adaptado a la corriente de descomposición de nuestra propia naturaleza humana, no por convicción, sino por miedo, por simple y llano miedo de asumir la responsabilidad total de nuestros actos, de nuestros sentimientos, de nuestras pasiones, de nuestros deseos.

El miedo lo carcome todo.

En un principio, este proceso de adaptación puede causar cierta resistencia, dolor, inestabilidad emocional, empero, a medida que el tiempo va pasando, la resistencia es mínima, el dolor soportable y la inestabilidad controlable. Entonces, lo anormal se vuelve aceptable, lo diferente rechazable. Cuando lo normal es ser diferente.

Dentro este tenor, quien inocentemente trata de mantenerse congruente, termina pagando un precio incongruentemente alto por tal osadía.

Convirtiéndose de facto… en un/una guerrer@

Pero regresemos al punto principal que en esta ocasión acicatea estas líneas: Creo en lo imposible y creo que existe gente extraordinaria, guerreros que, por alguna circunstancia desconocida por mí, es seleccionada para demostrar que, precisamente, lo imposible simplemente puede llegar a ser un trámite engorroso, que no cualquiera tiene el valor de realizar.

Ante los ojos de mucha gente estos guerreros contarán con una fortaleza insuperable, cuando en realidad terminan siendo fuertes porque no tienen otra opción, ya el reto se les ha enjaretado a pospelo, sin pedirles autorización alguna.

Yo conozco a uno guerrera que en estos momentos tiene ante sí un reto muy grande, mismo que estoy seguro que superará. Creo en ella, aunque me dice que estoy loco, empero, prefiero ser malmirado por ser un loco apostador a utopías, que aplaudido por ser un prudente  recolector de miedos.

Creo en ella, en su lucha, en su fortaleza. Sé, aunque suene irónico, que los guerreros como ella, con tantas batallas por delante, lo que más anhela en paz. Sé, que al igual que muchos guerreros, con su pelea diaria consiguen para muchos lo que anhelan para ellos mismos. Sé que el camino es contra corriente, que es cuesta arriba, que está empedrado. Pero sé que es un camino que no cualquiera  puede andar, que no cualquiera resiste, y por lo mismo que ella debe de transitar, porque es un ser extraordinario, con situaciones extraordinarias.

He verificado muchas veces que la vida no es justa. Para bien o para mal, la vida nunca te dará lo que supuestamente sea “justo”, sino lo que estés dispuest@ a exigirle y a reclamarle como derecho propio; con tu trabajo, con tu actitud, con tu fe, con tu lucha.

Para qué quieres la voz si no gritas, para qué quieres la fuerza si no luchas, para qué quieres el coraje si no actúas, para qué quieres las pasiones si no las desatas, para qué quieres la locura si no te entregas a ella, para qué quieres estar vivo si no vives…

Así que vamos a exigirle a la vida lo que merecemos, tenemos muchas armas para hacerlo. Vamos a pelar, contra lo que venga, sin miedo, con determinación y convicción en nuestro triunfo, porque sé que tú eres como yo….  vulnerables por nuestros miedos, pero indestructibles por nuestros sueños.

Lo vas a lograr…