Las cooperativas tienen como base valores tales como: ayuda mutua, responsabilidad, democracia, igualdad, equidad y solidaridad. Sus miembros creen en los valores éticos de honestidad, transparencia, responsabilidad social y preocupación por los demás y por ello muchas veces las cooperativas son atacadas por los que no respaldan la democracia y también por aquellos cuya ambición los hace preferir las empresas con una clara y definida jerarquía piramidal.

Oponerse al cooperativismo es negar el derecho a la libre empresa que tenemos todos y atacar una forma de producir, comprar y dar servicios que alienta incluso un premio Nobel de economía: va contra toda la lógica del desarrollo, la productividad y la repartición equitativa de la riqueza.

Las cooperativas son una expresión vital de la solidaridad humana. Las cooperativas son organizaciones democráticas que controlan sus miembros y son los miembros quienes participan activamente en la definición de sus políticas y en la toma de decisiones. Los hombres y mujeres elegidos para representar a su cooperativa, responden ante todos los miembros. En las cooperativas, los miembros tienen igual derecho de voto (un miembro, un voto) y, además contribuyen económicamente de manera equitativa; en una cooperativa el capital se controla de manera democrática y al menos una parte del capital, es propiedad común de la cooperativa.

Cuando las cooperativas establecen en acuerdos con otras organizaciones – incluyendo gobiernos e instituciones gubernamentales-, o cuando obtienen capital de fuentes externas, lo realizan sin perder el control democrático y la autonomía de la cooperativa.

Las cooperativas estimulan la educación de sus miembros y de las comunidades donde están enclavadas y difunden los beneficios de esta forma de trabajar en equipo, y es por ello que las fuerzas más regresivas y autoritarias de cualquier sociedad se oponen a su existencia y se resienten con sus éxitos.

 Las cooperativas no tienen como propósito único producir dinero, sino que también se ocupan en generar bienestar. Su esencia misma es enriquecedora y fortalece las cualidades humanas más apreciadas. Un cooperativista valora la solidaridad que es argamasa de su organización. Un cooperativista sabe que su bienestar está ligado al bienestar de los otros miembros.

Por su naturaleza productiva y por su derrama de beneficios a la sociedad las cooperativas deben ser defendidas de los lobos antidemocráticos, que pretenden desaparecerlas para propiciar esquemas donde la ganancia material es la única meta. Las cooperativas son blanco de ataques de actores sociales que persiguen su desaparición para dar lugar a empresas basadas solamente en la codicia.

Si estás pensando en emprender no dejes de informarte sobre el marco legal y los beneficios que reporta el constituirte como cooperativa. Joseph E. Stiglitz, premio Nobel de Economía considera que esta es la forma más moderna y adecuada de producir y repartir riqueza en el mundo al tiempo que se fortalece la democracia.