Es casi imposible encontrar a un "líder" encabezando un gobierno. Somos víctimas de un sistema político que encumbra a los más jijos, no a los mejores ciudadanos. Así tenemos presidentes hiperladrones, gobernadores represores, alcaldes despilfarradores, diputados taiboleros, secretarios cómplices, ex-rectores asesinos y todo tipo de directores inexplicablemente ricos... Las reglas existentes hasta hace poco sólo permitían que los "bien portados" (corruptos, comparsas, agachados o cómplices del sistema) pudieran escalar dentro de sus partidos. 

Bien lo dictaban los cánones del PRI: "un político pobre es un pobre político". Para llegar alto había que robar mucho en cada puesto. Hoy esta regla la siguen la inmensa mayoría de priístas, muchos panistas, los pseudo líderes ecologistas, la mayoría de los perredistas, los panalistas...  

El borreguismo, la absoluta incapacidad de ser genuinos líderes y el sistema de colusión partidaria y cubre-moches nos deja secuestrados y hambrientos de un Nelson Mandela, de un Martin Luther King o de un Ghandhi. Son contados los casos de personas que miran el mundo de otra forma, combaten al sistema y transforman genuinamente su entorno dejando una huella significativa a su paso. 

Hoy sin embargo dos nuevas realidades nos permiten vislumbrar una ventana para que genuinos líderes asciendan al poder: las redes sociales y las nuevas reglas para candidaturas independientes (prohibídas ridículamente ante la amenaza que representan). 

Las redes sociales cambian la ecuación del dinero. Ya no es necesario gastar millones y millones en televisoras para ser popular. Ya no es necesario tener presupuesto para llegar y movilizar a miles. Hoy tenemos en México a un diputado independiente que ganó con $20,000 pesos y al Bronco que no gastó un peso en televisoras. 

Las redes sociales separan al líder genuino del simulado. Ya no servirán los millones para construir a un "buen candidato" a donde detrás hay un jijo acartonado. Lo genuino y lo empático se mama, ¡no se construye con asesores! 

El partido se vuelve poco relevante cuando cada ciudadano transmite y comparte el mensaje honesto en la red. Así hoy no requieres de un ejército de borregos partidistas para acarreos, mítines y entrega de uniformes, paraguas o despensas.

El ciudadano común y corriente escoge y viraliza el mensaje auténtico que empatiza, ignorando a los trolles y posts pagados por el desesperado político que sólo sabe aventar dinero ante la incapacidad de entender al elector. 

En México se ha abierto una ventana real que amenaza a la partidocracia, a los populistas, a los corruptos, a los represores y a toda la clase política que no entiende al ciudadano. Los independientes llegaron al norte y pronto estarán en Puebla. ¡Enhorabuena!