Tener la razón

Por Herberto Rodríguez Regordosa

La complejidad de la crisis europea se parece en mucho al nudo gordiano: parece el asunto tan complicado de desatar, que solamente con soluciones creativas ó pensando “fuera de la caja” podrá encontrar visos de solución.

Europa corre en circo de tres crisis: la bancaria, la de deuda y la peor de todas,  la de crecimiento. Estas pistas además estás interconectadas y lo peor, los protagonistas se encuentran pasmados y a la expectativa de las acciones de los demás actores.

La intensa relación que hay entre las tres crisis es lo que verdaderamente complica la situación y crea una espiral hacia abajo que parece imposible de romper. La crisis de deuda por ejemplo, está altamente relacionada con la crisis bancaria ya que son los bancos los mayores tenedores de los bonos gubernamentales de países como Grecia  que hoy son totalmente tóxicos;  sin embargo, la necesidad de rescatar a los bancos importantes para evitar el colapso del sistema genera la necesidad de emitir nueva deuda pública a mayores tasas de interés depreciando directamente el valor de las deudas. Los bancos por su lado tienen que reconocer la minusvalía de los bonos asentándolos en sus balances y poniéndose en situaciones todavía más vulnerables.

La crisis bancaria además, tiene un efecto directo sobre el crecimiento; al no tener liquidez por sus balances débiles, la banca recorta el crédito poniendo en jaque a las empresas que a su vez caen en situaciones de impago, por lo que los bancos tienen también que aceptar el quebranto de las empresas puestas en aprietos.  Finalmente y para continuar con la espiral; la política fiscal restrictiva inhibe el crecimiento económico y la buena marcha de las empresas, las cuáles no estarán en posibilidades de generar utilidades y pagar impuestos, por lo que la deuda pública se vuelve impagable.

Parece que el tipo de solución que necesita Europa tiene que buscar su inspiración en la forma en que Alejandro Magno resolvió  el nudo gordiano: no lo desató, mejor lo cortó.  Es urgente concertar una salida de Grecia de la unión monetaria;  permitir que los países devalúen de forma individual para y ajustar el Euro; construir de inmediato un mercado único de deuda; crear un supervisor único en el ámbito fiscal; aumentar el impuesto al consumo y reducir de manera importante el impuesto al ingreso; y finalmente  invertir en el recate directo de la banca para fomentar  el regreso de la  inversión que fortalezca la productividad y aliente el crecimiento.

Esto en gran medida depende de lo que diga Alemania; porque de otra manera solo podemos esperar que los PIGS (Portugal, Italia, Grecia y España) se vayan cada uno con su piara.

[email protected]

Twitter: @Herbertorod