Si supieras que alguien ha violado a un niño o niña, ¿qué harías?

El silencio no es más difícil que expresar indignación.

Durante años se revelaron casos de religiosos que abusan de menores de edad. Mucho tiempo la Iglesia Católica no hizo otra cosa más que guardar silencio.

Francisco, el Papa moderno, ha declarado su desprecio por la pederastia, además de señalar una serie de temas que han atraído la atención hasta del más ateo.

Quizás fue esto lo que animó a la ONU a enviar un mensaje en tono exigente para que la Iglesia separe de sus cargos a aquellos sospechosos de los asquerosos crímenes de pederastia y sean juzgados como cualquier violador debe serlo.

Señalar es fácil, y después del silencio, la demagogia es el segundo pecado capital en la política. Hablar para hacerse los interesantes es la forma más fácil de perder credibilidad (pregúntenle a los políticos mexicanos).

Un día después de las declaraciones del Comité de Derechos del Niño de Naciones Unidas, los Legionarios de Cristo formalizaron el perdón que le debían a las víctimas de Marcial Maciel. Sin embargo, la congregación no se comprometió a poner en manos de la ley a los cómplices de su ex-líder legionario o a los sospechosos de pedofilia que pudiera haber entre sus filas.

El silencio o la retórica  no arreglarán el problema. Solo la justicia.

Agrego que no solamente es la Iglesia Católica la que tiene que combatir de raíz el abominable monstruo de la pedofilia, hay otras instituciones religiosas con el mismo problema, redes de políticos e individuos enfermos como los presentados en la investigación presentada por Televisa el miércoles pasado. 

Es positivo el mea culpa de Francisco y de los Legionarios, pero deben ser más contundentes en los hechos, de lo contrario sería lo mismo que quedarse callados.

Expresar indignaciónl no es más difícil que guardar silencio.

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