Para Rocío

La novela revolucionaria ofrece una enorme posibilidad para adentrarse en los avatares ocurridos antes, durante, y después de la Revolución Mexicana. Los diversos autores que han empleado este género han dado cuenta de diversas problemáticas que se vivieron en el país, y que en realidad aún se viven, con nuevos ropajes y avances tecnológicos. A los problemas sociales se les buscó una solución desde diversos “puestos de batalla”, desde el frente sangriento, la administración y la política, e incluso el arte y la educación.

La literatura revolucionaria puso énfasis en el protagonismo de las masas anónimas, aquellos en quienes recaía la injusticia, y en quienes además se podían observar tradiciones y costumbres del pueblo. La representación se dio a través de cuadros o escenas que de forma sucesiva reflejan características del ser del mexicano.

Cine y música

El cine vio en las novelas revolucionarias una oportunidad para desarrollar diversas historias, con las cuales ha crecido una buena parte de la población. La importancia que ha tenido la música desde los inicios del cine permitió a los compositores incursionar en un nuevo campo de acción. Como un ejemplo puntual, la película El Indio (1938) adquiere un papel emblemático al enmarcarse entre aquellas producciones cinematográficas que reflejan la visión de sus creadores, que surge de la ideología propia de la década de 1930 en México. Así, los valores más importantes que se encuentran son el indigenismo y en una reafirmación de lo nacional, rodeados de un ambiente de modernización.

El Indio

Pahuatlán, Puebla, fue la locación elegida por el director de cine y escritor Armando Vargas de la Maza (1897-1941), para filmar El Indio entre los meses de abril y mayo de 1938. Junto al dramaturgo Celestino Gorostiza (1904-1967), ambos adaptaron la novela del escritor, poeta y periodista Gregorio López y Fuentes (1897-1966). La película fue estrenada el 10 de febrero de 1939 en el cine Alhambra, en el centro histórico de la Ciudad de México. Silvestre Revueltas llevaba la experiencia de dos películas anteriores que había musicalizado: Redes (1934-1935) y ¡Vámonos con Pancho Villa! (1935).

La obra de López y Fuentes había obtenido el Primer Premio Nacional de Literatura poco después de su publicación en 1935. Su difusión fue inmediata, incluso en el extranjero. La obra de López reflejaba los valores de la tradición, lo rural y lo pagano (en contraposición a lo moderno, urbano, cristiano y europeo). A través de tales aspectos, López y Fuentes buscaba denunciar la explotación de los pueblos indígenas, de sus precarias condiciones de vida, y la ambición de los hacendados de la época. La siguiente cita da cuenta breve de la esencia de la obra de Gregorio López:

La visión de López “no puede ser más negativa ni estar empañada de mayor pesimismo, puesto que no incluye salida posible para lo que aparenta ser un interminable e indestructible círculo vicioso, con el que ni siquiera la Revolución ha conseguido acabar. Asume una parte esencial de la realidad mexicana y también con la historia, así como con el lúcido planteamiento de las artistas más enconadas de un problema aún no resuelto”.

Música

La película se divide en tres partes claramente definidas. En la primera, se señalan los abusos de autoridad e imposición de los “blancos” hacía los peones indígenas, quienes se presentan con una actitud sumisa. Desde la aparición de los créditos de la película, Revueltas presenta una música que antecede a los hechos que se desarrollan en el transcurso de la obra fílmica. El tradicionalismo modernista de Revueltas se deja escuchar largamente en el inicio a través de la Orquesta Sinfónica Nacional.

La segunda parte se trata de una serie de cuadros costumbristas y tradiciones de los indígenas de aquella región del estado poblano. En ella se hace referencia a diversas manifestaciones culturales como la riqueza artesanal, las tradiciones curativas de la herbolaria, y la danza de los voladores. La música responde sobre todo a un sentir folclórico. La música de Revueltas interviene en aquellos momentos de mayor dramatismo y para describir diversos ambientes.

En la última parte se hace una crítica a la Revolución. Nuevamente, la música de Revueltas acompaña diversas situaciones dramáticas entre los personajes principales. La música de Revueltas cierra el ciclo de la película retomando motivos y melodías previamente escuchados, con una duración considerable.