Proyecto

El viernes 14 de agosto de 2015 se tuvo la oportunidad de escuchar a un ensamble de cámara bastante peculiar: un cuarteto de maderas, formado por la flauta, el oboe, el clarinete y el fagot. Tal agrupación está conformada por cuatro distinguidos músicos, dirigidos por el flautista poblano Ernesto Cabrera. La cita fue hacia el mediodía en el edificio de la Licenciatura en Música, y por la tarde en el Auditorio Cuicacalco del Nivel Técnico en Música, ambos de la Escuela de Artes de la BUAP.

Ernesto Cabrera obtuvo el apoyo del “Programa de estímulo a la creación y al desarrollo artístico” del Centro Estatal para la Cultura y las Artes del Estado de Puebla (CONACULTA), con el proyecto intitulado “Promoción de un ensamble instrumental poco común: el cuarteto de maderas”, en la categoría “Intérpretes con trayectoria 2014, Música”. Durante el evento del pasado viernes, hubo una conferencia, previa al concierto, impartida por el mismo Ernesto Cabrera. Esto deja claro que la propuesta del proyecto consistió de una investigación histórica y el arreglo y creación de obras para este ensamble característico.

Conferencia

Durante la charla se hizo referencia a los diversos conjuntos instrumentales existentes a lo largo de la historia. Y como es natural, la presencia de instrumentos como el piano o las cuerdas han sido los que han predominado en el avance de la música occidental. Sin embargo, la aparición y desarrollo de instrumentos de aliento en el siglo XIX, como los que se escucharon durante el concierto, junto con la guitarra, iniciaron cambios importantes en la dotación de los ensambles de cámara. En este tenor, el uso creciente de instrumentos de percusión en el siglo XX, aumentó las posibilidades combinatorias.

Actualmente, existen diversos conjuntos de cámara, nacionales e internacionales, que promueven innovadoras aleaciones tímbricas y que muchas veces se unen electroacústicamente. Esta situación se ha fusionado con la llamada “música nueva”. Los compositores, así, han tenido nuevas herramientas para resolver nuevos problemas. Mientras que los intérpretes se han visto beneficiados con arreglos y composiciones dedicados a estos ensambles.

Concierto

Las obras interpretadas en el programa tuvieron dos funciones: ilustrar lo dicho en la conferencia, y hacer escuchar a los oyentes las posibilidades y maravillas sonoras que se logran estéticamente al integrar la flauta, el oboe, el clarinete y el fagot. Una de las oportunidades ofrecidas por el Ensamble Maderaire, integrado por Ernesto Cabrera (flautista y director artístico), Masaki Yamada (oboe), Alejandro Moreno, (clarinete en Si bemol y clarinete bajo) y Rodolfo Mota (fagot), fue la de poder escuchar dos obras de autores mexicanos. La primera obra interpretada fue: Muros verdes (1951), originalmente para piano sólo, de José Pablo Moncayo (1912-1958), y la segunda, Quadraire (2015) una obra original para este cuarteto de alientos. El autor del proyecto, flautista, y director del Ensamble Maderaire fue quien arregló la obra de Moncayo y compuso Quadraire.

Muros verdes

La obra en sí representa un reto para el pianista y el oyente, pues a diferencia de los procedimientos clásicos carece de repeticiones literales o variadas –a manera de reexposición o desarrollo­– que den por resultado una forma simétrica y equilibrada. Se conforma de diversas secciones, cada una con características propias. Una grabación de la obra se puede escuchar por el pianista Jorge Federico Osorio, y un análisis musical se puede encontrar en la revista Pauta, por el musicólogo Ricardo Miranda.

El arreglo para cuarteto de alientos ofrece una manera diferente de percibir Muros verdes. La combinación de las líneas melódicas en cada instrumento forma variados timbres. Así, se distingue claramente el fluir melódico. Debido al registro de la obra, que se amplía paulatinamente como una espiral del inicio hasta el final de la pieza, es necesario y característico del arreglo hacer un cambio en la última sección del clarinete en Si bemol al clarinete bajo. El resultado es un cambio tímbrico enriquecido.

Quadraire

Esta obra fue compuesta expresamente como parte del proyecto. Alejados de mediados del siglo XX, la obra se percibe dentro de un lenguaje musical actual. La obra se conforma de tres movimientos, que siguen el esquema rápido-lento-rápido. Influenciado por las propuestas de agrupaciones similares, Ernesto Cabrera inserta diversos recursos, propios de la música nueva.

Este texto fue publicado en el diario El Popular, Puebla, Pue., México, el viernes 7 de agosto de 2015, en la columna semanal “Son, sonata y rock”.