En la sociedad actual, no basta con saber pensar. El contexto social en el que los jóvenes nos encontramos hoy en día es muy distinto al de nuestros padres. Debemos de tener ideas claras y saber defenderlas con argumentos profundos y válidos, así como respetar las ideas de los demás.

Al defender las ideas propias, podremos llegar a ser individualistas, y ¿Qué es lo que quiero decir con ser “individualista”? se busca apetecer cualquier necesidad o aspecto de manera personal, sin estar consientes de las consecuencias a terceros, sobrepasando las reglas o límites que se nos son impuestos de alguna forma u otra por nuestros padres, o la misma sociedad. El individualismo, se centra en el YO, es decir, la interrogante y defensiva ante el “no”: ¿Por qué no hacerlo, si a mí me gusta, a mí me conviene, a mí me beneficia?. Esto mismo nos conduce hasta el consumismo, que hasta el día de hoy, se ha apoderado de sociedades completas, no sólo de los jóvenes. Debemos comprar lo que queremos, en el momento y hora que tenemos ganas, a la hora del antojo, o cuando la moda lo demanda, por cualquier bien o necesidad personal que debamos saciar.

Estos dos puntos, el individualismo y el consumismo, conforman un relativismo latente, que sin darnos cuenta,  es uno de los problemas más grandes que acechan a nuestra humanidad, principalmente a nosotros los jóvenes y nuestros distintos estilos de vida.

Podemos definir al relativismo, como una posición filosófica en la que todos los puntos de vista, ideas, y verdades son válidas de acuerdo al contexto que cada cultura o persona quiera darle. Es decir, todas las posiciones morales, éticas, sistemas religiosos, movimientos sociales, políticos entre otros, se vuelven verdades subjetivas de las personas.

Algunas expresiones representantes del relativismo son: “Es su verdad y no la mía”, “Lo que usted cree, no lo creo yo”, “Para ti está bien, para mí no lo está”, lo que prueba que, el relativismo está invadiendo a nuestra sociedad, a nuestros hogares y entorno general, que al mismo tiempo tiene repercusión en la forma en la que tomamos decisiones día a día y son consecuencia de un mañana. Una sociedad, no puede crecer en un lugar en donde lo que haga una persona esté bien o mal ante sus propios ojos, donde la situación determina las acciones y si ésta cambia por una mentira o un engaño, puede aceptarse mientras nadie se percate de lo sucedido. Si no existe una base de la verdad, nuestra cultura será débil.

Entonces yo me pregunto, ¿Cómo puede un joven no confundirse ante circunstancias que suceden todos los días en nuestro entorno? ¿Cómo podemos saber, qué camino seguir, si al final de cuentas da igual lo que hagas, digas, o pienses?, ¿En qué basarnos para tomar decisiones, si nuestra educación es decadente? . Realmente me preocupa y al mismo tiempo me ocupa el gran problema del relativismo en nuestras sociedades. Éstas, necesitan un control y normas que nos regulen, política, cultural y moralmente.

Vivimos en una sociedad pluralista, que nos invita a evitar ideas de bien y mal, y de hacer lo que “me plazca en gana”.

Por un lado, es cierto que debemos estar bien con nosotros mismos para poder estar bien con los demás, pero si buscamos un bien común como sociedad, no debemos ser egoístas y preocuparnos sólo por lo que nos hace bien, porque tal vez eso mismo esté perjudicando a alguien más, así que debemos pensar más allá de la simple acción, y con esto no digo que no busquemos un bien personal, al contrario, pero de éste buscar el beneficio común.

La frase que tal vez todos hemos oído alguna vez: “Piensa antes de actuar” no está dicha de dientes para afuera, sino que realmente debemos pensar y profundizar el por qué de cada acto que realicemos, contemplar cuáles son las consecuencias de esa acción, y lo trascendente de la misma. Esto, ya es el primer paso para salirnos del “YO”, de ese egoísmo, y entonces estaremos envolviendo a nuestro entorno con nuestras decisiones.

Una vez, escuché a un conocido decir: “ No voy a tomar alcohol porque traigo coche”. ¿Suena conocido?, Seguramente muy escuchado pero poco aplicado. Sin entrarnos en la moral y en aspectos más profundos, nos da sentido saber que ésta acción tiene como primer interés el bien propio, pero al mismo tiempo repercute en el entorno, ya que nuestros sentidos cambian y se afectan con alcohol en la sangre y puede provocarse un accidente que involucre a terceros, sea de forma directa o no.

Siendo relativistas, podemos llegar a una situación similar, por poner un ejemplo. Hay que salir de esa “zona de confort” como le llaman, hacer nuestras acciones de manera consiente, profundizar más en distintos temas, tanto de interés personal como comunitario, no dejarnos llevar por la primera impresión. Haciendo esto de manera colectiva y no INDIVIDUAL, la sociedad podría encontrar esa armonía que tanto exigimos. “No seas parte del problema, se parte de la solución”.

@CarmenHachity