Hay documentales, información y estadística suficiente, acerca del impacto que tiene en un niño y en la economía, la publicidad masiva, los actuales hábitos de consumo y la educación tendiente a convertir a un pequeño, en un trabajador y consumidor de un sistema decadente en su propio perjuicio y antes de que llegue a ser considerado un ciudadano "libre".

La aceptación de un sistema establecido, parece la prioridad de adiestramiento de nuestra sociedad en los niños; en lugar de formarles una mente abierta, autodidacta y crítica que busque el desarrollo, felicidad,  plenitud personal y comunitaria, a través de enseñarles la valía de las mejores cosas de la vida. Se les enseña matemáticas y español con pésimos resultados, a jugar con violencia, comer comida chatarra, desear cosas inútiles, falta de civismo, experimentar frustración, perder el tiempo y estar encerrados.

La película ¿Y tú cuánto cuestas? de Olallo Rubio, la Revista del Consumidor de Profeco, documentos que publica la asociación "el poder del Consumidor" o "Consumers International", entre otros, contienen mucha información importante en el tema de los "pequeños consumidores", con recomendaciones y estadísticas alarmantes como estas para que puedas ayudar a los niños:

Mirar televisión es malo para los niños, ellos no saben distinguir entre comerciales, programas o noticieros, dan por verdadero lo que ven y la publicidad no tiene como finalidad decir la verdad con claridad, su objetivo es vender.

En los últimos diez años el consumo de jugos envasados se duplicó en niños menores a 5 años y se triplicó en niños en edad escolar (de 6 a 11 años).  México ocupa el primer lugar a nivel mundial en obesidad infantil, también ocupa el primer lugar en el número de comerciales por hora en televisión en horarios infantiles: 39 comerciales, 17 de ellos de comida chatarra, 46% dulces, 41% frituras y solo 2% frutas y verduras, mientras en naciones como Bélgica y Austria la cifra total es de sólo 4 y existe una estricta regulación al respecto.

Un niño estadounidense mira 3.75 horas de tv al día, igual a 52 días por año. A los 3 años ya reconoce logos de marcas y a los 2 años ya le es leal a varias de ellas, al grado de creer que sus necesidades primarias, belleza, éxito y hasta su felicidad, dependen de consumir ciertos productos de cierta marca. Mercadotecnia para niños: 8 de cada 10 padres acceden a comprar cierta hamburguesa, refresco, ropa o juguete al niño, ante su insistencia de compra, misma que aprendió en la televisión. A este fenómeno se le llama "annoying".  En México podríamos nombrarlo como niños "pedinches", con la diferencia que los niños mexicanos miran más tiempo la tv y tiene menos canales, sus papás tienen menos dinero, son más obesos y tienden a un mayor grado de frustración.

La obesidad infantil, se debe entre otros, a los cambios de hábitos de la población mexicana, tanto de trabajo, consumo y sedentarismo (ejercicio).  Por las tardes los niños en sus casas miran televisión en ausencia de sus madres quienes ahora tienen que trabajar, no tienen tiempo de cocinar comida saludable y proporcionar tiempo en actividades físico-recreativas.

Los hábitos de consumo han cambiado en México, la tortilla se consume 10% menos en los últimos diez años, en el mismo tiempo la población creció en varios millones. A diferencia de jugos pre envasados, frituras, sopas instantáneas y otros que han aumentado de forma geométrica.

Los hábitos alimenticios de niños mexicanos, han cambiado tanto en ciudades como en el campo, entre ricos y pobres; pasaron del licuado o atole, huevos o frijoles, chile, tortilla o una torta de tamal para el desayuno o recreo, a sustituir por dinero para la compra de refresco, panadería, dulces, botanas y sopas pre-envasadas con bajo nivel nutrimental y con alto contenido de azúcares, harinas refinadas, sales, colorantes y saborizantes artificiales.

Estos hábitos en comunidades pobres de Oaxaca han sido documentados por la organización "El poder del Consumidor", así como casos de éxito al brindar información oportuna e implementar programas sencillos y comunitarios, como "la olla escolar".

En México, las políticas públicas a favor del consumo saludable y vs. la obesidad infantil, han sido mediocres y tímidas. La razón es sencilla: "El negocio de engorda de niños es altamente lucrativo y celoso". Desde la cooperativa escolar que tiene el monopolio de la tiendita escolar con venta de comida chatarra, como parte del sistema educativo corrupto de México, hasta el orden nacional, donde los gobiernos locales o federal son tímidos o cobardes al enfrentar a los grandes poderes fácticos como la televisión que ingresa millones de pesos al anunciar sin ética ni reglas, comida chatarra que producen y venden enormes corporaciones multimillonarias, ambos arropados en la manipulación del estado de derecho, la supuesta libertad de expresión y del libre mercado, situación similar en los mercados de abasto popular.  El gobierno no puede gobernar respetando a tantos "intocables".

Todo lo anterior es triste y patético, pero es mucho peor saber que la responsabilidad directa de la alimentación, educación y desarrollo saludable de un niño recae en primer término en las personas que supuestamente los aman y son, sus irresponsables padres, en segundo término en la comunidad que los alberga y luego en la sociedad mexicana que pasiva observa la decadencia de su propia indolencia en este como en tantos temas, a pesar de conocer el costo de la inacción que resulta en mala calidad de vida, enfermedades caras que sobrepasan el sistema de seguridad social, como son diabetes e hipertensión, la aparición de grandes oligopolios trasnacionales a costa de la entrega de la soberanía alimentaria nacional y del campo mexicano de frutas y verduras, siendo este uno de los más productivos y rentables del mundo, pero de seguro el más desaprovechado.

En algunas escuelas particulares y unas pocas públicas, padres de familia y maestros, promueven como mejor pueden, una dieta saludable para los niños y deporte. Algunos municipios han promovido el uso de la bici y ciclo pistas, la mayoría de gobiernos tienen programas de activación física.  Pero en general, todo lo anterior es muy poco, falta mucho por hacer...

Hay que sanear nuestro sistema educativo, obligar materias como deportes, civismo, educación financiera y para el consumo, educación ambiental y educación para el trabajo. Estamos formando tontos, cuando podríamos formar ciudadanos que apuesten a un futuro de sustentabilidad y vida con calidad.

La cruzada nacional contra la obesidad no previno ni educó, ni prohibió la comida chatarra en escuelas, solo redujo las proporciones y los empresarios del C.C.E. aplaudieron la mediocridad. Instituciones como la SEP, Profeco, Cofepris, SSA y otras que podrían participar educando y previniendo, no tienen recursos necesarios para tal fin. Por lo tanto solo quedó en otra proclama más...

Los empresarios mexicanos, algunos de la comida chatarra, crearon el código PABI (Código de autorregulación de publicidad de  alimentos y bebidas no alcohólicas dirigidas al público infantil)donde se comprometieron a respetar una serie de reglas publicitarias mínimas, dirigidas a niños, mismo código que ellos rompen y no ha servido para gran cosa, ellos mismos se auto regulan... para ello crearon la CONAR (Consejo de Autorregulación y Ética Publicitaria).  ¿Ética?

La actual "Cruzada nacional contra el hambre" de EPN es patrocinada por grandes empresas de comida chatarra...

Mi conclusión: No seas indolente ante la educación, políticas y comida chatarra, haz algo, apágale la tv a los niños, regálales tu tiempo y afecto, una alimentación y vida saludable. El ejemplo de un buen consumidor que se asume como ciudadano es la mejor educación y regalo que puedes darle a tu niño.