En la vida, el único camino para conseguir algo bueno que perdure y trascienda es el de trabajo. El trabajo diario, en todos los ámbitos de la vida, la firme convicción de que lo vas a lograr, sabiendo que aún falta pero que vas colocando las piezas correctas y asegurando su fijación en el lugar que les corresponde, ganando aliados, provocando admiración, haciendo que los demás levanten la mirada al ver lo que con tanto esfuerzo día a día se va alcanzando. Si alguien sabe lo que es todo esto que acabo de escribir, son las mujeres.

Este 8 de Marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer, sí en memoria de aquellas manifestaciones de principios del siglo XX exigiendo derechos para las mujeres, pero también como agradecimiento de todos hacia su trabajo, hacia el empeño que le ponen a todo lo que hacen; como reconocimiento a todo lo que han logrado en tan solo un siglo después de siglos de maltratos y vejaciones. Creo que no hay en el mundo un grupo social que esté avanzando a pasos tan grandes y firmes como las mujeres.

Es impresionante como cada una trabaja desde su propia trinchera, tomando responsabilidades y no huyendo de éstas, complementando el trabajo de los hombres y no buscando su degradación, dejando el feminismo y optando por la igualdad, conociendo sus derechos y luchando por ellos, siempre buscando un bienestar comunitario y no solo el propio, labrando una sociedad más pareja, más cordial, pintando de rosa lo que mucho tiempo para ellas fue gris.

Porque se han asegurado espacios en todos lados, en los congresos, en los gobiernos, en las empresas, en sus propias empresas, en sus hogares; porque han ganado la admiración de todos mediante su esfuerzo y el demostrar que sí se puede, que pueden llevar la batuta de una casa, de una gran compañía, de un país o de los organismos internacionales del mundo, por eso y más, dedico esta publicación a ellas que tanto nos han dado, que tanto nos han enseñado y porque siempre forman parte de los mejores momentos de nuestra vida.