Desde que se anunció hace varias semanas que existía la posibilidad de que en Tlatlaya, Edomex, un grupo de soldados ejecutó extrajudicialmente a 22 personas –presuntos delincuentes– empecé a notar algunas expresiones de respaldo a los militares. Cuando se confirmó y empezó el frenesí mediático, me percaté de que mucha gente que comentaba en las distintas notas relacionadas con el caso apoyaba esta acción. 

No sé si atribuir esta simpatía a la falta de confianza en las instituciones de justicia del Estado, a la desesperación que surge de la falta de soluciones reales ante la latente amenaza del crimen que está siempre a unos pasos de la entrada de nuestros hogares, o al pragmatismo producto de una falta de sensibilidad o de ganas de escuchar toda la historia, pero sea cual sea su origen, es verdaderamente aterrante. 

Me causa terror puesto que refleja una sociedad putrefacta, donde la solución última para todos los problemas parece ser la violencia. "Si en verdad eran delincuentes entonces está bien", rezan muchos comentarios que he visto en redes sociales. Las muestras de respaldo a esa postura son una amplia mayoría de las respuestas que la gente da en esas publicaciones. 

Los pocos que llegan a manifestar su preocupación y desacuerdo con el preocupante suceso, son inmediatamente atacados, señalados por "defender a los criminales". Sin embargo, los argumentos que dan los defensores de las ejecuciones ilegales permiten dilucidar varias problemáticas de la actualidad. 

No han sido pocas las personas que justifican la masacre realizada a manos de los militares señalando que si los hubieran detenido y presentado ante las autoridades, los habrían dejado libres. También profieren que si los militares hubiesen sido capturados por criminales, éstos últimos los habrían torturado y ejecutado. Asimismo señalan que las cárceles ya están muy llenas. 

Lo anterior no son frases al aire, sino problemas reales que reconocemos desde hace tiempo; sin embargo no son justificación para que el ejército viole la ley y quede impune. Lamentablemente, observo que parte de la opinión pública lo consciente y hasta pide que se replique. 

En esta ocasión se sabe por testigos que las víctimas abrieron fuego contra los soldados, pero también se sabe que se rindieron, que los soldados les quitaron la vida, y que luego intentaron cubrir sus huellas. En el pasado también ha sucedido que miembros del ejército asesinen a gente inocente por errores, e intenten disfrazarles diciendo que eran criminales, y hasta proponiendo vínculos inexistentes entre sus víctimas y redes criminales. 

Lo anterior ha llevado a muchas personas de nuestra sociedad a una terrible y falaz conclusión, y es que no han sido pocas las veces en las que al discutir sobre personas muriendo a manos del ejército, la policía y grupos criminales, alguien se atreve a lanzar un "Algo han de haber hecho", responsabilizando a víctimas de crímenes. Antes de hacer cualquier pregunta sobre el contexto, acusan de que si fueron muertos con violencia, ellos se lo buscaron. 

Ahora exigen muerte a los criminales por las razones antes mencionadas y muchas otras. ¿Y el reclamo por un sistema judicial eficiente? ¿por todos los inocentes que son encarcelados? ¿por la injusta criminalización de todo aquel que es sujeto a un proceso judicial, sea o no culpable? ¿por un sistema penitenciario más humano? Se quejan de la falta de humanidad de los criminales pero es con esa misma falta de humanidad que quieren arreglar el problema. 

¿Hasta qué punto hemos llegado como sociedad en el que actuar fuera de la ley está mal sólo a medias? ¿Qué diferencia hay entre los sicarios de los grupos violentos que existen en las organizaciones criminales y los soldados que deciden, ya sea por falta de confianza en la procuración de justicia, o por querer ocultar verdades incómodas, asesinar a gente asegurada y bajo su propia custodia? 

No me imagino qué futuro nos espera si seguimos con esa mentalidad que no cuestiona los problemas de fondo, y que pretende soluciones rápidas a situaciones tan complejas como el problema de la inseguridad en nuestro país. No sé si tenga solución, pero creo que la historia nos ha enseñado que responder a la violencia irracional con más violencia irracional e injustificada no nos va a acercar un solo milímetro a un clima de mayor estabilidad o de mejores condiciones para desarrollarse.