Ahora que ha sido aprobada por el Congreso de la Unión la polémica Reforma Energética, esta pasa a los congresos locales de cada entidad federativa para su discusión y votación (hasta hoy, sábado 14, ya ha sido aprobada por 13 congresos). En este debate me parece pertinente detenerse un poco a dialogar sobre el petróleo más allá de las firmas petroleras privadas, de las inversiones a Pemex o de la corrupción al interior de la paraestatal, pues creo que además de todo lo anterior, hay una serie de puntos básicos que deben tocarse para pensar a futuro.

El petróleo es un recurso no renovable que lleva explotándose desde hace ya bastante tiempo. Gracias al desarrollo tecnológico, los siglos antepasado y pasado la exploración y explotación de reservas aumentó exponencialmente. La economía de muchos países se sirve principalmente del petróleo para su desarrollo, cosa que desde mi visión es preocupante. En algún momento el petróleo se va a terminar, y nos estamos acercando a ese momento. 

Hay una teoría que nos dice que para cualquier territorio geográfico determinado, si hacemos una gráfica de la extracción del petróleo a lo largo del tiempo, podremos observar que la curva es una campana: desde los inicios de la explotación, la curva asciende, pero llega el momento en el que la extracción deja de crecer, y la curva desciende. Ese momento específico en que se llegó a la máxima extracción de petróleo se llama "pico de Hubbert". Este proceso es obvio, pues cuando se encuentra un yacimiento, se va instalando mejor tecnología para su explotación, acelerando así el agotamiento de la reserva. 

Una vez que se alcanza el pico de Hubbert, si la dependencia del petróleo (su demanda) sigue aumentando como hoy lo está haciendo, el precio de este recurso aumentará, puesto que la oferta decrece. La disminución de las reservas de petróleo bajo estos términos, representa un golpe trascendental a la economía actual, dado que todos dependemos del petróleo de alguna manera. 

Sólo para ilustrar un poco, aquí hay una gráfica de producción contra tiempo del campo de Cantarell, en periodo del 2000 al 2006. Puede notarse claramente cómo es que disminuyó luego de alcanzar 2.1 millones de barriles al día en el 2003. Actualmente su producción es menor a medio millón de barriles diarios. (Fuente: //www.theoildrum.com/story/2006/7/12/10421/4972)

La reconfiguración económica que habría de darse bajo el supuesto anterior sería sumamente violenta, y provocaría una desestabilidad social sin precedentes.

Esta proyección debe ocuparnos en encontrar alternativas energética sustentables, y en políticas de implementación que permitan una transición lo menos violenta posible para reducir al mínimo el impacto económico que el agotamiento del petróleo supone.

Por lo pronto, nosotros tenemos que tomar conciencia de esta posibilidad, y reconocer el hecho de que el petróleo se va a acabar. Los ciudadabos debemos empezar a depender menos de este recurso en nuesta vida cotidiana. A los gobiernos y a las empresas les compete trabajar en investigación y desarrollo de nuevas tecnologías y nuevas fuentes enegéticas, para así disminuir la demanda de los hidrocarburos antes de que la oferta decrezca. Ninguna reforma energética puede crear más petróleo, así que hay que dejar de depender desde hoy para no sufrir las consecuencias en el futuro.

En cuanto a nuestro país en específico, se debe de empezar a pensar en alternativas energéticas desde ahora. De no hacerlo, cuando los otros países del mundo transiten de generar energía a partir de recursos no renovables, a generar energía limpia y sustentable, nosotros los mexicanos una vez más llegaremos al último, perpetuando como se ha hecho siempre, las políticas que permiten generar dinero ahora, pero no sustentabilidad proyectada a largo plazo.