Antes de todo.

¿Clases de pintura? Qué flojera. Tal vez, algún día, cuando sea muy mayor y no tenga mucho qué hacer. Y eso, quién sabe. He visto que quienes están aprendiendo a pintar o dibujar hacen trazos y pinturas horribles, antes de poder hacer algo decente. En la secundaria hice sólo un cuadro, y me costó muchísimo trabajo, me tomó... ¡días! y a nadie le gustó. Neee... Tal vez piano. O guitarra. Algún día. Ninguna prisa...Ni tiempo ni dinero de hacer algo parecido ahora mismo.

Mis amigas de Michigan me invitaron a una fiesta en un "Paint and Sip"... ¿Qué es eso? Neee.... No fui. Me quedé con algo de curiosidad, pero qué flojera salir cuando ya estoy tan cansada, cuando por fin acosté a los niños. Luego publicaron sus obras en Fb y dijeron que se la pasaron "de poca madre", brindando, pintando, albureando... "Pintura + fiesta de amigas".... Más curiosidad todavía.

Unos días más tarde, mientras estaba en la calle platicando con los parientes, afuera de un ventanal grande que tenía mesas, caballetes y bastidores, vi cómo varias mujeres entraban a un "Paint and Sip". Los bastidores tenían una figura muy básica ya trazada, y las mujeres entraban muy contentas con canastas, bolsas... sacaban botellas de vino, copas, botanas... se saludaban con gusto. Se veían contentas. No llevaban maridos, ni niños. Asumí que el trazo previo era para facilitar el dibujo a las asistentes, lo hacía "alcanzable". Me gustó la idea.

Busqué la página web del lugar donde había sido la fiesta donde me invitaron antes... había pinturas de tipos diferentes. Algunas de colores fríos, otras cálidos. Conservadores, locos, alegres, tristes... Escogí una pintura que me parecía alegre y que invocaba una pareja; se asumía una cálida relación romántica en ella, caminando hacia el horizonte. Invité a una amiga, para no ir sola... y dijo que sí. "A ver qué resulta. Ojalá no resulte aburrido y me sienta mal por haberla invitado a gastar su dinero en algo inútil".

La primera Pintada.

Estaba lejísimos. Llegué toda estresada porque se me hacía tarde. Llegué con Baileys y pay de limón. Mi amiga no había llegado, pero todos los demás asistentes se veían gustosos, cómodos, al llegar allí. Me dieron mi bastidor, y el cuadro muestra estaba expuesto al centro. Me gustaban los colores y lo que evocaba, una bonita relación romántica, una pareja alejándose, bajo un paraguas. Un poquito de nervios... Nos explicaron las reglas del juego, me gustó que se podían corregir fácilmente los errores, que se valía improvisar un poco, y pedir ayuda. Me dio gusto saber qué esperar. Comenzamos, no parecía muy complicado. Llegó mi amiga (latina, usualmente retrasada). Le fui diciendo qué hicimos y cómo para que se pusiera al corriente, hasta que nos alcanzó. Primero, el fondo. Poco a poco, los detalles. Después de todo, esta pintura tenía trazos para niños, muy básicos. Y sin embargo, la imagen me gustaba. El resultado final del cuadro muestra resultaba alegre, atractivo. Muuuy buena música de fondo. Varias personas cantan. A veces, hasta yo, y eso que eran canciones en inglés. La instructora nos presiona un poco para apurarnos, porque hay mucho detalle. Sin embargo, ella es alegre y casual, nos da confianza, nos hace sentir que lo que hagamos está bien y que si nos atoramos, nos rescatará si lo pedimos. El pay está rico y, después de todo, no es tan difícil eso de aplicar pintura. Mezclar colores... qué hipnótico, qué rico. Mágico :-) .Detalles finos... Me tiembla la mano.... ¡Esa música es la neta!!!! ¿Por qué la siento taaaan padre, si es la misma que he escuchado en otras ocasiones? ¿Será el alcohol? Pero si sólo llevo una copa... yo creo que es eso de estar pintando. O será que estoy pintando la imagen de algo que me gustaría tener un día, sentirme tan cómoda y a gusto como esa pareja, aunque llueva. Será que, aunque ya sea tarde y debería estar durmiendo, me estoy tomando el tiempo de hacer algo por mi misma, para mi misma. Qué-a-gus-to...Qué relajada y qué contenta me siento... ¿por qué será?

La instructora explica que tenemos libertad en los colores. Incluso sugiere que cada quien se atienda a servirse alguno diferente, si se le antoja. Ese horizonte citadino se vería mejor con destellos dorados, como si los amantes se dirigieran al final del arcoiris... Le cambio algunas tonalidades, algunos detalles. El horizonte, aunque con trazos meramente infantiles, resulta casi espectacular... la instructora me felicita en público por atreverme a usar dorado... Je, je. Es obvio que soy latina... Que se congratule de que no le puse rosa mexicano (¡Ja!).

Al final de la sesión (3 horas), estamos todos muy cansados, pero muy felices. ¡Qué música! Se siente como si fuera música de ángeles... pero sólo es ordinaria música pop... no entiendo. Pero lo disfruto. Nos piden que lo firmemos... ¡Cielos! Qué firma más grande y escandalosa. Pero vale; después de todo, se trata de jugar. ¡Hace tanto tiempo que no jugaba, que no hacía algo divertido mera y sólamente para mi!!!

Sacan una foto del grupo, con nuestro cuadro. Por fin me doy cuenta, aunque todos seguimos las mismas instrucciones, cada quién imprimió una huella muy diferente... aunque todos pudimos, en calidad, lograr algo muy parecido al cuadro muestra. Me encanta mi cuadro...Lo que representa es un ideal... voy a colgarlo en donde esté visible, para ayudarme a manifestarlo. Parecen dibujos de un niño de Kinder... ¡A quién le importa! Si a mi me gusta. Y le puse empeño. Aunque sea por tres horas.

Llego a casa a la media noche. El marido duerme... No le preocupa que me vaya a pintar sola, tanto como le preocupa que me vaya a un bar sola con las amigas. ¡Qué bien! Una forma alternativa de diversión para adultos. Que no ocasiona celos ni estar gritando porque la música no permite que te oigan. Dejo la pintura encima de la cocina, para que la vea la familia al día siguiente. Me da gusto hacer algo por mi misma, algo que disfruto, que incluya crear y decidir un poquito, aunque casi todo sea copiado. Me merezco más que sólo cuidar todo el tiempo de la casa y de los demás... Me voy a dormir con una sonrisa de satisfacción. El mundo duerme en paz. Al día siguiente, en lugar de cansada, estoy de buenas. Estoy más amorosa, tolerante, positiva. Las labores domésticas no me hartan tanto, creo que es porque ayer me encargué de apapachar-me. Mis hijos notan la mejoría, y la disfrutan. Después de todo, a todo mundo le conviene que yo también tenga una oportunidad de "jugar"....

Pintada 2.

No conseguí con quién ir. Voy sola, pero emocionada, planeando repetir la experiencia. Esta vez, voy a un Paint and Sip de la misma cadena, pero en una zona con mucha menos diversidad cultural. La chica de la recepción es rubia y con actitud de desprecio. Me dice que no puedo entrar con mi Baileys, que no se puede meter "hard alcohol" por reglamentos del ayuntamiento, que sólo vino y cerveza, que los puedo comprar allí, si quiero. Le argumento que en el otro lugar sí me dejaron... Contesta, secamente, que no se puede, y comienza a atender a otra persona. Estoy encanijada... ¡Es sólo Baileys!!! Y... ¿por qué no explican en su email que aquí hay tantas restricciones? Pero ya pagué, ni modo que regale mis 35 dólares... Muy contrariada, llevo mi bebida a mi carro, regreso y no les compro nada de su vino ni su cerveza. ¡Pos éstos!! Tomo mi mandil, me instalo... la instructora muy afable y juguetona, los vecinos se ven contentos al llegar, anticipando las "horas de juego". Comienz la música... Muy "whatever". Mezclar los colores... qué rico. Aunque no toco la pintura con los dedos, es algo así como una sensación táctil, sensual... Hipnotiza. El untar la pasta en el lienzo... me atrevería a decir que es... sexy. Mis vecinos no se comunican mucho conmigo... mucho rubio y rubia, menos yo. Qué le hace... Aunque esperaba poder charlar un poco más. Conforme progresa la sesión, disfruto cada vez más. Me relajo más, me centro más. Pienso en algunos problemas que he tenido y se me ocurren soluciones e ideas muy buenas, y de repente, de la nada. ¿Será que sucede lo mismo al meditar? Porque eso de la meditación no me sale... pero esto, esto sí que puedo hacerlo. Y más con guía. Otra vez, la música comienza a sentirse a mis oídos como del cielo... Realmente me reanima, me hace feliz. Aunque ya sean deshoras y cualquier otra actividad, así de tarde, me parece extenuante. ¿Es la música o el hecho de pintar? Qué rico. Vale gorro el Baileys y los vecinos sangrones.

Al final, el cuadro no se parece mucho... en el cuadro muestra que tienen al frente se ven las copas de unos árboles de bosque, vistos desde abajo, desde la altura de la cabeza de una persona normal. Se ven las copas de los árboles y el cielo. Y en el cuadro que hizo la instructora, así como en el de todos los asistentes, no se ve eso. Parecen unos ramilletes con tallo gordo cuyas hojas están en el centro. Me siento defraudada... yo quería un bosque, no unos ramilletes... ¿Qué no es obvia la diferencia de tamaño y proporciones? Deberían hacer que los instructores practiquen una pintura antes de instruir cómo hacerla... Como quiera, aunque el resultado final no fue de mi total agrado, y aunque no me dejaron meter mi bebida, me la pasé muy bien... cambié mi actitud de enojo de la entrada (por mi berrinche del Baileys) a una de completo buen humor. Claro, me sentía un lunar enmedio de tanto "snob", pero disfruté mucho el momento. Y otra vez me sentí apapachada. Otra vez me sentí "centrada". "Me lo merezco", pensé. Llego a casa, todos duermen otra vez... Me voy a dormir muy contenta, porque me atreví a darme un gusto, yo a mí. Qué le aunque que nadie me apapache... si yo puedo hacerlo. Ese cuadro se fue al fondo del closet... No le hace. Es un recuerdo de mi aprecio por mi, una "medallita" :-)

Pintada 3.

Ahora vivo en México y he decidido poner un Paint and Sip. Tengo la oportunidad de ir a Michigan, y me muero por analizar detalles operacionales. Invito a una amiga de la edad de mi mamá. Tiene nervios... Nunca ha pintado. Además, no tiene dinero. Le digo con agrado que, si me acompaña, la invito. Acepta. Nos vamos en el mismo auto, y ella está toda nerviosa... pero emocionada. ¡Va a ser la primera pintura de su vida!!! Yo me encargo de la compra, el viaje, el estacionamiento... Esta vez vamos al lugar con más diversidad cultural. Una mezcla de negros y blancos, hombres y mujeres, jóvenes y mayores. Unas 30 personas. El lugar ebulle antes de comenzar, todo mundo muy emocionado. Mi amiga comienza a interactuar con las jovencitas del otro lado de la mesa, que portan una corona de juguete y aparentemente ya llevan varias copas encima. Yo tomo fotos, notas... Vamos a pintar una versión simplificada y modificada de "Starry Night", de Van Gogh. Qué colores... Qué formas más horrorosas, caprichosas, locas, y sin embargo, al combinarlas.... preciosas. Esa como garra... ¿Cómo puede ser tan fea y sin embargo original, elegante, dramática? Ese Van Gogh era un genio...Se oyen al fondo, provenientes del salón contiguo, gritos y risas. Hay una pintada también, sólo que de una despedida de soltera. Voy al baño y paso al lado...  ¡Están pintando un crucifijo!!! No un chico desnudo. ¿Entonces? Los chistes deben estar buenísimos...

Me encantan los colores de este cuadro... La música... casi cualquier música es deleitable... sin embargo, cuando ponen alguna melodía que yo conozca o pueda cantar, o que haya bailado, mezclado al tiempo con pintar... es la maravilla. Realmente, estoy en el cielo. Por dos horas. Mi amiga se retrasa un poco... observo que he adquirido un poquito de "colmillo" y por eso puedo ir un poco más rápido. Observo a mis vecinos... Se nota quién ya ha ido antes, tienen más confianza, se atreven a hacer más improvisaciones, a hacer trazos más dramáticos o a incluir más detalles. Los hombres compiten, comparan con frecuencia sus cuadros con los del vecino. Las mujeres son más inseguras, esperan que no les salga "mal". Pintan con más detalle, más suavecito...

Qué gozada, otra vez. La foto final... La presumo en mi Fb... una mezcla de Van Gogh, niño de Kinder, y la alegría de mi corazón, mezclado con esperanza.. estoy orgullosa. Mi amiga está super feliz... me agradece una y otra vez el que la haya presionado para ir. Hizo migas con un jovencito de atrás y las chamaquitas de enfrente. Y eso que podría ser mi mamá... Se rió, se carcajeó... y se llevó su cuadro a casa. Me da gusto haber contribuido a apapacharla. A que se tomara un rato para amarse a sí misma. Desde que falleció su esposo no la había visto tan contenta, en meses. Creo que hasta su autoestima mejoró. Se llevó su cuadro a casa, y lo colgó. No sé si pueda llevarme esta pintura en el avión... Ojalá, algún día. Porque lleva un cachito de mi corazón. ¿Qué crees, Dios? Yo sé que me quieres... y ahora estoy aprendiendo a quererme yo también... ¿Me ayudas a compartir este tipo de apapacho en México? El mundo duerme en paz...

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