No hablo en esepecífico de un problema, sólo cito un ejemplo. Creo que México no tiene dueño, aunque parezca.

Tierra de nadie.

De donde viene mi familia, de donde viví mis primeros días, de donde la vida pareciera ser un todo normal, es donde el caos gobierna.

Gobierna el ejercicio corrupto, la predecible malicia, las manos inquietas, la tradición del silencio voluntario, en ese lugar donde yo crecía.

A través de los muros de ladrillo aparente color amarillo mostaza, a la hora de salida, Doña Tere nos vendía a cincuenta centavos una tortilla y nos regalaba la sal. Extendida en una mano, la enrollábamos con la otra y ésa era nuestra entrada para la comida.

Tachas, pastillas, ácidos, marihuana, cocaína, cristal, heroína, sólo por mencionar algunas drogas que los niños cambiaron por la tortilla. La venden, la consumen, la trafican. En donde el caos gobierna.

Ahora Doña Tere se llama Arnulfo o Heriberto (no sé) y se dedica a esto. Pero Arnulfo/Heriberto tiene un jefe y él tiene un jefe, que a su vez tiene un jefe y así hasta llegar al gran líder, el jefe de "donde el caos gobierna". ¿Y quién lo conoce? Ni siquiera Arnulfo/Heriberto.

Con el rostro encajado en las miles de historias que acompañan a este país, nunca sabemos cómo continuará o cómo hacer para que deje de continuar de esta manera. Es entonces cuando podríamos cometer una traición, todos nosotros, los inocentes. Sin embargo, a pesar de vivir en donde el caos gobierna, aún tenemos ese escaparte, porque se vea lo que se vea, ésta tierra es de nadie. Cabrones.

Encontré esto muy acorde:

Alta traición.

No amo mi patria.

Su fulgor abstracto

es inasible.

Pero (aunque suene mal)

daría la vida

por diez lugares suyos,

cierta gente,

puertos, bosques de pinos,

fortalezas,

una ciudad deshecha,

gris, monstruosa,

varias figuras de su historia,

montañas

-y tres o cuatro ríos.

- José Emilio Pacheco.