Por Jessica D. Quintero Navarro

4° Semestre de Gastronomía.

Sucedió que en mi niñez uno de los mejores premios que podía recibir era ir a McDonald’s a comer y a disfrutar de ese ambiente donde los juegos y los helados son el sueño y el día perfecto de cualquier niño, pero al recordar esto en el presente que vivo como una feliz y apasionada estudiante de Gastronomía, puedo observar que estos sueños americanos que vivimos día con día, como lo son la comida rápida y las grandes y contagiosas franquicias de comida plástica, empiezan a destruir  la excelente cultura que poseemos en cuanto a nuestra cocina respecta.

En mi humilde opinión, la cual está ansiosa por ser escuchada y leída puedo llegar a bastantes conclusiones en donde una de las principales es que este cáncer de comida rápida existe debido a la gran presión de los medios de comunicación, que nos pintan una ilusión y un futuro prometedor fuera de este país al comparar el estilo de vida con el de otros países donde según las probabilidades de crecer son narradas  mejor para los que decidan profesionalmente ir a probar suerte. Pero yo me pregunto, ¿Qué quedaría de nuestra hermosa cultura si seguimos obedeciendo las órdenes del rápido ascenso de la “Comida Rápida”? Creo fiel y firmemente que habitamos un país lleno de riquezas en todos los aspectos, como su gente, sus fiestas y celebraciones, su historia y su ascendencia, pero sobretodo su comida, pues son aquellos rincones locales y cocinas escondidas en distintos pueblos donde se encierran un sinnúmero de tradiciones y costumbres, donde los aromas son reales y naturales, donde existen y se prueban los guisos más típicos y fundamentados en preparación, pienso que aún, es de los cofres de tesoros mejores guardados, simplemente porque siempre hemos seguido el mapa equivocado.

Yo los invito a declararse defensores de nuestra cocina, los invito a empezar a destruir las falsas promesas del sueño americano y de empezar a crear un sueño mexicano, un sueño donde los turistas de cualquier parte del mundo deseen experimentar al comer en nuestro territorio y donde la mejor parte del sueño seamos nosotros los cocineros de profesión, levantando la cara en alto como símbolo de triunfo para nuestra cocina mexicana considerada patrimonio de la humanidad y manteniendo una gran pasión por compartirla.

Existe una gran oportunidad de elevar más a México, empieza cocinando tu propia comida y utiliza cientos de ingredientes mexicanos, empieza por rescatar en tu hogar los sabores y olores de las antiguas cocinas y valora cada uno de ellos. Esta última opción sería una labor de todos pero si ayudáramos como Gastrónomos a difundir y a enseñar esta alternativa, seguramente la satisfacción y los resultados serían aún mejor.