Cuando el momento de la muerte se va acercando, los pacientes terminales son invadidos por una serie de pensamientos que por lo regular conllevan miedo.

Este miedo del que hablo, se ve reflejado en una serie de ideas estresantes, dentro de las que destacan: el miedo a ser un estorbo para la familia, a sentirse vulnerable, a la inutilidad física y la incapacidad de tomar decisiones, a ser dependiente, al deterioro de la auto-imagen, deterioro y debilitamiento de los lazos afectivos, a ser el causante de la baja de la economía familiar, al dolor, al futuro de la familia sin él, a ser olvidado.

Aunado a esto, debemos tener presente que nuestro familiar, amigo o conocido que se encuentra en la última fase de la vida, también tiene necesidades que deben ser cubiertas con ayuda de los que le rodean.

Algunas de las necesidades más comunes en este tipo de pacientes son: necesidad de ser reconocido, de amar y ser amado, necesidad de encontrar un sentido al sufrimiento de la vida, de la enfermedad y de la muerte (encontrar los “para qué” de su condición), necesidad de reconciliación consigo mismo y con sus seres queridos (no dejar cabos sueltos, asuntos pendientes), necesidad de revisar su vida y de contar cosas (necesitan ser escuchados), recordar momentos importantes, necesidad de libertad, que incluye poder elegir cómo morir, por quién ser acompañado y si quiere recibir atención espiritual, necesidad de esperanza, de saber que sus deseos serán atendidos, que no estará solo cuando llegue el final, necesidad de vivir su espiritualidad.

Si te sientes inseguro respecto a cómo y qué proporcionarle a tu familiar, contacta a un especialista, quien junto contigo formará un equipo de apoyo para tu enfermo terminal.