Es una película épica de acción y fantasía que nos lleva a la vívida imaginación de una chica cuyo
mundo dentro de los sueños le da una alternativa de escape a su oscura realidad. Sin restricción por
las fronteras de tiempo y lugar, ella tiene libertad de ir a donde su mente la lleve, pero sus
increíbles aventuras nublan las líneas entre lo que es real y lo que es imaginario...con potenciales
trágicas consecuencias.
Dragones, burdeles, bombarderos B-25, samurais, oficiales mutantes, mujeres hermosas y armas
automáticas. - "El espectador osado hallará todo eso y mucho más en Sucker Punch, la nueva
película de Zack Snyder.
Sucker Punch es visualmente impecable, excesiva y sensual de un modo que aceptará de bu ...
más»
Dragones, burdeles, bombarderos B-25, samurais, oficiales mutantes, mujeres hermosas y armas
automáticas. - "El espectador osado hallará todo eso y mucho más en Sucker Punch, la nueva
película de Zack Snyder.
Sucker Punch es visualmente impecable, excesiva y sensual de un modo que aceptará de buen grado
cualquier espectador que haya crecido en la era de los videojuegos, los videoclips y el lenguaje
publicitario. El diseño artístico sigue la misma pauta, y contribuye a definir la atractiva
personalidad estética de la película.
Es cierto que su guión -trivial y reiterativo- no comparte las mismas ambiciones, pero a decir
verdad, el público objetivo de la cinta no irá en busca de una trama profunda. Al contrario,
preferirá dejarse llevar por la intensidad visual este cuento de realidades paralelas, a medio
camino entre los tebeos japoneses, el fetichismo y los juegos de consola.
Con todo, esta ensoñación adolescente tiene algún que otro antecesor ilustre. Sin ir más lejos, esa
hermosa novela que es El peregrino de las estrellas (The Star Rover, 1915), de Jack London.
Escrita por Steve Shibuya en colaboración con Snyder, la película es un proyecto muy personal de
este último, en el que el público tendrá oportunidad de hallar -o debería buscarlo- ese estilo
hipnótico, impactante y barroco que distingue al realizador.
No es fácil intuir qué inspiró la trama, aunque Snyder vaya a tiro hecho, y sin vacilaciones la
describa como una versión de Alicia en el País de las Maravillas con artillería pesada.
En principio, es impagable que el director haya reunido a un elenco juvenil con actrices tan
prometedoras como Emily Browning, Vanessa Hudgens, Abbie Cornish, Jamie Chung y Jena Malone.
Pero, dirán ustedes, ¿qué es y de qué trata Sucker Punch? Pues bien, nos hallamos ante una de esas
narraciones que alternan dos universos paralelos, el real y el imaginario.
En este caso, la realidad transcurre en los años cincuenta, y la protagonista es Baby Doll (Emily
Browning), una jovencita encerrada en un sanatorio mental. Sobre ella pende una dura condena médica
-van a lobotomizarla- y eso la empuja a huir en compañía de otras pacientes. El culpable de esta
situación no es otro que su malvado padrastro (Gerard Plunkett).
Como es fácil de imaginar, las verdaderas cimas de esta historia no transcurren dentro del siniestro
manicomio de Brattleboro, en Vermont, sino en ese prodigioso mundo alternativo que aflora en la
mente de Baby Doll.
Como en los cuentos de hadas clásicos, la joven debe cumplir en el terreno de la fantasía una misión
que tendrá sus consecuencias en el plano de lo real. En este caso, Baby Doll y sus amigas deben
robar cinco objetos antes de ser atrapadas por un maligno adversario: Blue, encarnado por Oscar
Isaac.
Adiestradas por un sabio instructor y maestro de armas (el entrañable Scott Glenn), las jóvenes
forman un equipo letal, y es así como, junto a Baby Doll, afrontan ese plan enloquecido Blondie
(Vanessa Hudgens), Sweet Pea (Abbie Cornish), Amber (Jamie Chung) y Rocket (Jena Malone).
Un mundo alternativo
El esfuerzo de producción que se advierte en Sucker Punch viene justificado por la calidad del
equipo técnico: el mismo que rodó Watchmen en los estudios de Vancouver.
Aunque los primeros diseños están fechados en marzo de 2007, la preproducción empezó en Los Ángeles
en junio de 2009. El rodaje dio comienzo en septiembre del mismo año, y se prolongó hasta enero de
2010
Como ya ocurrió en el caso de 300, los protagonistas de Sucker Punch tuvieron que someterse a un
durísimo entrenamiento físico.
Esa preparación casi espartana fue dirigida por todo un maestro, Damon Caro, que ya había colaborado
con Snyder en 300 y en Watchmen como jefe de especialistas y coreógrafo de las peleas. En este caso,
las rutinas de combate empleadas por Caro se asemejan a las que él mismo diseñó para la saga de
Bourne.
El burdel donde habitan las jóvenes en ese mundo alternativo es un palacio del burlesque, con un
estilo provocador y recargado que nos recuerda las escenografías de Moulin Rouge!
Otro paralelismo con el citado musical es que en la cinta de Snyder abundan las versiones de
canciones conocidas, adaptadas para la ocasión (por ejemplo, "White Rabbit", de Jefferson Airplane,
y "Love Is the Drug", de Roxy Music).
Más coincidencias: Marius de Vries, el autor de la música incidental de Moulin Rouge!, fue llamado
por Snyder para componer parte de la banda sonora de Sucker Punch.
Lo cierto es que otra de las ventajas de inventarse un mundo tan recargado es que sus referencias
-desde el cómic hasta el dibujo animado- permiten a un diseñador de producción como Rick Carter
llevar su talento hasta límites insospechados.
No lo duden: la grandeza de sus decorados, sumada a los formidables efectos visuales creados por
Animal Logic y Moving Picture Company, convierten Sucker Punch en un delirio grandilocuente y
persuasivo." - Autor(a): Guzmán Urrero de España menos«
Califícame: