Si usted tuviera la oportunidad de gobernar un solo día a México, tal vez se sentiría afortunado(a) o privilegiado(a) de llevar, brevemente, las riendas de la treceava economía del mundo, pero se ha preguntado, ¿qué podría hacer en esas 24 horas?

Llegar a dirigir es el sueño de toda persona inmersa en la política, es la culminación de una carrera desarrollada –principalmente- en el servicio público y también, es la meta de quien busca conservar dinero y poder en abundancia   con el objetivo de servir a un pueblo o en el peor de los casos, para auto beneficio.

Capítulo I

En primer lugar, al ser presidente(a) usted se encontraría con un país singular, único y por desgracia, caótico en sus condiciones sociales, corrupto, fragmentado en su parte política y herido por la violencia del crimen organizado.

Al momento de asumir el cargo, usted debería someterse a las medidas impuestas por el sistema político, es decir, a las reglas escritas y no escritas que les han permitido -durante muchas décadas- a nuestros gobernantes desempeñar sus funciones sin mayores inconvenientes.

Su tarea inicial sería conformar un equipo de trabajo que le garantice lealtad más que eficiencia, para ello, los criterios que usted debería ponderar son el “compadrazgo”, las imposiciones de sus correligionarios, el pago de cuotas a quienes lo apoyaron (empresarios, familiares, políticos, etcétera).

Capítulo II

Una vez constituido su gabinete, debería saber que el ejercicio del poder en México está plagado de obstáculos. La relación con la oposición sería complicada mas no permanente, siempre y cuando usted opte por sobornar a sus principales líderes y así, cohabitar en paz con ella. 

En México, los medios de comunicación, las cámaras empresariales, los sindicatos, las bandas del narcotráfico, los agentes inmobiliarios y las organizaciones campesinas y populares son grupos con gran peso económico y político, capaces de influir o controlar a todo el aparato gubernamental y a quienes lo representan.

Los chantajes y ataques de éstas hacia usted serían actividades de todos los días; sin embargo, existen alternativas para hacerles frente como las empleadas por el PRI del siglo XX: la amenaza, cooptación, los acuerdos, convenios, licitaciones, concesiones, entre otros.

Capítulo III

Todo aquel que pretenda gobernar esta tierra, sabe que México es un país rico, aunque mal administrado. Usted dispondría en sus 24 horas como mandatario(a), de más de 12 mil millones de pesos ($) (de los 4.7 billones de pesos del presupuesto total), dinero suficiente para llevar a cabo varias acciones en beneficio de la gente o para los suyos.

La bonanza no es la de antes, con la caída en los precios del petróleo sufriríamos una crisis a causa de la disminución en los ingresos por este concepto ($23 mil millones), que ahora son sustituidos por las remesas enviadas por los mexicanos que viven en los Estados Unidos ($24 mil millones) y el turismo ($15 mil millones).

Si el asunto económico le preocupa, hay otros problemas tan o más grandes que usted debería solucionar como Ejecutivo Federal, por ejemplo, los 2.5 millones de desempleados, los 30 millones de compatriotas que subsisten en la informalidad, los 55.3 millones de pobres y el 1.5 millones de niños con desnutrición. 

Capítulo IV

Gobernar es una labor complicada, y en México todavía más, porque éste es un país enredado, donde la anarquía y la legalidad coexisten, donde el rico y el pobre se topan en cualquier crucero de una ciudad, donde los delitos se cometen pero no se castigan y donde la clase política se favorece a costa de los ciudadanos.

En un día es imposible cambiar a una nación, no obstante, habitar Los Pinos por unas horas le serviría a usted para observar al gran “monstruo” que es México y cómo vive en medio de tantas adversidades.

Mil 440 minutos serían suficientes para que usted viera mucho e hiciera poco, empero, no deberá sentirse mal, pues sus antecesores hicieron exactamente lo mismo en todo un sexenio.

¿Quiere ser presidente?

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