No cabe duda que la ciudad de Puebla es una ciudad que habitualmente está acostumbrada a ser tranquila, como toda comunidad, hay lugares más agitados o negativos en todo sentido, y que por más que nos quejemos o hagamos comentarios, al final nos tenemos que quedar con el “aquí nos tocó vivir”, claro, hay cosas que podemos erradicar, como son malos servicios, mejorar la calidad del ambiente y de la zona, y hacer algo positivo para eso, pero esa lucha seguirá siendo constante.

No hace mucho tiempo, la ciudad de Puebla se vio manchada por el asesinato de Samai Marquez Salgado, una chica de 25 años de edad la cual estaba embarazada de su novio aproximadamente de dos meses. Acorde a lo que va de la investigación (en proceso al momento de escribir esto, aplazado el juicio hasta el 2 de marzo), Rafael Portillo Abundis y su hermana Claudia Portillo Abundis, fueron detenidos, Rafael por presunto homicida, y Claudia por falsas declaraciones; ella saliendo bajo fianza, destapando mucho que decir, por no decir el odio colectivo de las masas.

Esto desafortunadamente no es algo nuevo, hace unos meses atrás hubo múltiples casos similares, donde mujeres de distintas clases sociales aparecían asesinadas bajo diversas circunstancias, siendo comentado ya como una tendencia negativa y no solamente siendo casos “raros”, cifras comentadas dicen que son 50 feminicidios desde 2015 a la fecha en la ciudad de Puebla, lo cual es de alarma, ya que estamos hablando de que dos mujeres son asesinadas a sangre fría por mes en promedio, cifra que da escalofrió saber, y más considerar que esta burbuja si no se controla de manera adecuada puede reventar en algo más severo.

Sería ilógico y carente de argumentos recaer toda la culpa en el gobierno y sus particulares, porque los casos sabemos que son demasiado complicados a veces y que ocurren en un parpadeo, y que desafortunadamente nos enteramos hasta casi 12 horas después cuando normalmente la familia de la víctima reporta la desaparición, siendo labor en esas 12 horas previas de familiares y amigos buscar a su ser querido. Pero lo que si podemos exigirles a las autoridades es que efectúen su trabajo eficazmente, buscando e indagando hasta las últimas instancias sobre lo que es del caso y no poniendo trabas o atrasando algún proceso, y en caso de llegar a encontrar un signo de corrupción, que se haga la justicia correspondiente, como debe de ser en una comunidad.

Las redes sociales también se quemaron con miles de comentarios al respecto, algunos con comentarios a favor de Samai, y otros dando argumentos de porque paso todo esto, pero la realidad es que todo se remonta a que esto es un acto despreciable y privar de la vida a un ser humano, y a otro que se estaba gestando. Sea como sea, un embarazo no deseado, una infidelidad, un desacuerdo de pareja, un conflicto, o sea lo que sea, no se puede permitir llegar a esas instancias de violentar, sea del hombre a la mujer, o de la mujer al hombre, y ahí está la cuestión: la violencia es el veneno que debemos de erradicar.

Este tóxico debe de erradicarse de la mente y de nuestra sociedad, enseñar a controlar las emociones y los impulsos, y no llegar a pensar ni remotamente el privar de la vida a alguien más, porque no podemos verle justificación a un acto de violentar, sea verbal o físicamente, todo se debe de solucionar de la manera más civilizada posible. Todos hemos tenido alrededor nuestro, personas con las cuales es difícil hablar, de “mecha corta”, o de temperamento complicado de ambos sexos, pero eso no quiere decir que les hagamos la vida miserable, o que dejemos que nos compliquen las situaciones al grado que busquemos privarlas de la vida. Sino que si hay algún problema o desacuerdo lo resolvamos de manera madura, y en caso que sencillamente seamos incompatibles, es mejor decir adiós y dejarlo por la paz, tan sencillo como eso.

El problema no es la mujer, porque vaya, los gobiernos podrán hacer cientos de leyes que la protejan y que castiguen severamente si uno ataca a una mujer, incluso por arriba de violencia de varón a varón, pero si no se erradica esa cuestión de que la agresión está mal en la sociedad, no podemos avanzar, que uno debe de tratar a uno como lo tratan, y siempre tener esa dignidad puesta y no ejercer la violencia, sea en contra o hacia el mismo sexo. De ahí si podemos exigirle a la sociedad, al gobierno, y a grupos colectivos que fomenten los buenos valores y el respeto.

Cuando ocurran casos de asesinatos, de daño, o de cualquier cosa, hay que verlos con la misma lupa, porque de lo que tenemos que indignarnos es de la violencia en sí, claro que es bueno ver las circunstancias a detalle, lo que ocurrió y porque sucedió, pero no podemos lavarnos las manos de algo, y desesperar con otra cosa. Debemos fomentar la precaución, la paz, la armonía, y los valores adecuados en casa, y promoverlos de la manera correcta. Y por favor, luchemos por los derechos del ser humano, y dejémoslo en que ambos sexos tienen cualidades y facultades que los hacen hermosos a ambos, que debemos de erradicar el engrandecimiento de uno u otro, porque ambos se necesitan en sociedad y en nuestra vida personal, y que hoy en una sociedad tan distinta como lo es hoy el pensamiento de hace unos años, debemos de tratar con tolerancia al prójimo, tratar con cariño y respeto al sexo opuesto, y darle un sentido más propio al mismo, lugar que tiene, y que la mujer merece que se le apapache y se le valore, al igual que al hombre.

Sé que probablemente muchas personas van a criticar lo que diré a continuación, son libres de decirlo, pero en la actualidad vivimos en una sociedad donde la frase “a la mujer no se le toca ni con el pétalo de una rosa” se ha vuelto sexista y muestra sumisión para muchas, así que hay que cambiarla por algo más adecuado y que apele a un mensaje en contra de la violencia colectiva como “la vida como la flor son delicadas, frágiles, fuertes en momentos que lo ameritan, pero nunca debes arrancar los pétalos, ya que te puedes topar con las espinas”.

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