Usualmente uno al generar contenido en la web, entiéndase este blog, videos en youtube, música, imágenes, prácticamente todo lo que hacemos, tiene nuestra propia marca, nuestra firma. Si llegamos a ganar un dinero con el gusto de nuestra creación, es porque esta se encuentra monetizada, o alguien quiere comprar lo que ahora se denomina como “producto”, y para que nadie más gane dinero o exista un malentendido, normalmente se le da la “patente”, pero solamente al producto en si, a la función o cometido, y no a la composición dividida e individual de cada cosa que forma el resultado final.

Parece sencillo, pero recientemente un canal de YouTube de los “Fine brothers ” intento algo realmente inaudito, por no decir estúpido.  La mayoría de sus videos populares son de gente de distintas edades reaccionando ante programas de televisión, videojuegos, películas, y demás, y haciéndoles preguntas al final. Concepto que lleva años de existir, que es viejo en esencia, y que muchos han hecho en sus hogares desde antes de que la ambición de ganar dinero en YouTube existiese. El canal estaba bien, era gracioso e interesante, hasta que un día se les ocurrió ir más allá: perseguir a quienes usan su contenido para un video propio, peor incluso que el contenido que originalmente ellos estaban ganando dinero de manera “gris”, negando cualquier posible “video reacción” de la competencia, atacando no solo en reportes y en bloqueo de videos de otros usuarios, sino atacando a celebridades como es Ellen Degeneres por hacer un formato de reacción de la audiencia en su programa, siendo criticada por los Fine Brothers.

Y por si creían que eso era poco, hace unos días atrás los fine brothers intentaron (y fallaron miserablemente) patentar la palabra “reacción”, como si fuese de ellos la invención del ser humano respondiendo a estímulos externos por medio de los sentidos. Así es damas y caballeros, vivimos en una era donde solo porque alguien sienta que es lo suficiente popular para hacerse aún más rico económicamente hablando, le da el derecho de patentar palabras del léxico universal, de tener una ganancia del contenido de los demás, básicamente porque “les da la gana”.

Los fine brothers fueron azotados por internet, perdiendo más de 100 mil suscriptores en menos de 2 días, lo cual es estadísticamente hablando lo peor que le puede pasar a un youtuber de categoría AAA, teniendo que lanzar un video respondiendo a las acusaciones argumentando que la gente malinterpreto el concepto, que ellos solo querían lanzar una “plataforma donde fuese más accesible ver el contenido, y esto formase una comunidad; similar a cuando tienes un restaurante pequeño, y luego a una franquicia de hamburguesas que te da los medios y herramientas para hacer mejor las cosas”. Tanto su argumento de defensa, así como su analogía fueron paupérrimas, de baja categoría, y denota una desesperación obvia de que nadie se tragó el argumento, ya que todos quienes trabajan de tiempo completo en una “red o partner”, saben que las cosas salen terriblemente mal, y que de ser remotamente cierto lo que dicen de la “comunidad”, a qué precio vendría.

Desafortunadamente no hay una ley todavía clara de que se puede y no hacer una patente o registrar como propiedad intelectual, no es la primera vez que esto sucede en títulos o palabras, hace unos ayeres cuando King, la compañía que hace Candy crush saga, si esa misma que muchos contienen en su celular y tabletas, tuvieron las agallas de querer hacer propiedad intelectual la palabra “Candy” (dulce). ¿Se imaginan la cara del juez, así como la de los propietarios de King al pensar que esta era una buena idea? Todavía no existe una ley que permita (afortunadamente) este tipo de cosas, pero si se tiene que regular hasta qué grado llega esto, ya que una cosa es el producto en si, el cual debe de estar protegido de copias así como de plagios, y otra es querer tomar la ofensiva y faltarle el respeto a la humanidad, porque imagínense, de haberse permitido la demanda de “Candy”, cuantas cosas hubiesen sido debatidas, desde videojuegos, cine, tv, y cultura pop.

No permitamos que estos atropellos a la inteligencia ocurran, quisiera decir que al “sentido común”, pero este parece que ya no existe con estas personas que quieren tomar al mundo y apretarlo hasta el último centavo, porque tristemente los dos ejemplos son nombres que tienen buenas vidas, carreras, y vaya, son emprendedores, pero cuando la codicia les gana, este es el verdadero ejemplo de querer ver al mundo arder, y nosotros como consumidores debemos de liberar nuestra expresión de manera educada, concreta, y directa, divulgando la palabra de un acto que quiere atentar contra las garantías individuales y la libertad de expresión. No estamos hablando de guerras o conflictos armados, pero si de un conflicto más grave, porque es entre la sociedad y empresas particulares malintencionadas que quieren adueñarse de algo que es de libre albedrio, y de uso libre: las palabras.

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