Sea uno aficionado o no a la lucha libre, todos han notado el acercamiento del público latinoamericano a la WWE, empresa que desde hace tiempo atrás mantiene entretenido a la audiencia y que aun con aspectos polémicos dentro y fuera de la marca, siempre saca las papas del fuego con alguna cosa que hace que la mercancía se venda como pan caliente, y le da nuevas expectativas a los antiguos y nuevos aficionados.

Pero este 2015 que ya quedo atrás dejo un año complicado, y lo que podría ser preámbulo a un 2016 aún más amargo, muchos con el panorama de que podría ser el peor año que se tenga recuerdo para la empresa. Y tristemente no es por la actual dificultad económica en el mundo, bajos salarios, falta de talentos, pésimas tramas, o desinterés del público, sino algo más grave, algo que la WWE no puede controlar: lesiones.

Ni con todo el dinero del mundo se pueden controlar las heridas que han tenido los luchadores estrellas de la compañía en pectorales, rupturas, esguinces, y toda clase de dificultades, en un medio donde las lesiones y problemas son el pan de cada día, pero que cuando afecta a los luchadores principales en quienes las historias y tramas giran en torno a, es complicado darle al auditorio algo digerible; dejemos de lado la palabra “creíble”, porque es un espectáculo donde se arriesga el cuerpo al límite con reglas y acuerdos, pero lo que atrapa y marca generaciones son las historias, las personalidades de los luchadores, todo eso con lo que se pueda sentir una persona identificada, igual que una película, música, o cualquier forma de entretenimiento que tengan en mente, si la trama, su desarrollo, o su giro son demasiado “lelos”, fuera de lugar, o inauditos para el espectador para interesarse, todo se pierde y se vuelve algo intrascendente.

Nombres como John cena, Randy orton, Seth rollins, Cesaro, por mencionar algunos, son ya clásicos en este magno evento anual donde lo mejor de la empresa se reúne en un estadio para terminar las tramas y comenzar nuevas historias, sorprender, y crear los famosos “momentos wrestlemania”, momentos que duraran para la posteridad y hacen que el espectador tenga una catarsis emocional, y es difícil digerir que muchas de esas estrellas que sea que odien o apoyen, dan su cuerpo, alma, y espíritu en el cuadrilátero para que todo salga bien y la gente salga satisfecha y considere una buena inversión su boleto (que por cierto, no es nada barato), no estarán en Wrestlemania 32 por lesiones.

Falta mucho para el 3 de abril, para que Dallas Texas reciba el magno evento, pero prácticamente dos meses y medio en el mundo de la lucha libre se pasa en un parpadeo, el no poder arriesgar la salud de tus luchadores, el tener que impulsar a nuevos luchadores apresuradamente sin que se vea absurdo, el tener que cuidar a los luchadores sanos en eventos regulares para que lleguen bien a Wrestlemania pero que la gente considere que no quisieron dar el todo en el ring, el analizar si conviene repetir tramas o no, son presiones garrafales que la empresa tiene que considerar, y que hoy más que nunca está en la cuerda floja, en una empresa que la gente comenta muchísimo como lo es la WWE.

Puede que este exagerando, hay mucho talento en la empresa, solo es cuestión de sacarlo y de que la gente lo conozca de una manera adecuada, con carisma, con entretenimiento, y con autenticidad, pero no tengo memoria de un acontecimiento similar donde muchos luchadores que fueron el evento estelar en anteriores ediciones de Wrestlemania, hoy están fuera. Hay que esperar a lo que venga, esperar que sanen pronto porque más que luchadores o entretenimiento, son seres humanos que necesitan trabajar, brindándole una alegría y muchas cosas a chicos y grandes.

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