Quien hubiese pensado que el futuro nos alcanzara de manera convenientemente, ofreciéndonos el famoso “salto cuántico” , donde los celulares con pantalla táctil, escáner de retina, y miles de funciones y aplicaciones para usar en internet, que tan solo diez años atrás, hubiese sido un tanto increíble de creer todo lo que la ciencia nos ha dado.

Pero desde 2009 aproximadamente empezó una tendencia que se volvió viral acerca de coleccionar objetos y cosas del pasado, que hace unos años no hubiesen costado ni la mitad de lo que actualmente valen. CD walkman, viniles, computadoras antiguas, cámaras de foto instantánea, casetes… entre muchísimos objetos que hoy parecen obsoletos con lo que hay, pero que la gente vio lo útil que pueden seguir siendo, y ya con el extra de ser artículos coleccionables en ciertas ramas, pues es algo que genero una adicción para muchos.

Pero una rama que se vio particularmente afectada por esto fue la de los videojuegos, que en menos de diez años subió sus precios a casi un escandaloso setenta por ciento de lo que costaban los juegos antiguos, solamente por un valor nostálgico que sin importar que fueran juegos y artículos de hace más de dos o más décadas atrás, la gente los compra por recordar infancia y tener una parte importante del pasado, sin dejar de lado la diversión. Y no hay que confundirnos, siempre han existido cierto tipo de juegos que son caros por una u otra razón, porque desde la existencia de una consola siempre fueron difíciles de encontrar, o porque la piratería hizo que el mercado en México (por no decir Latinoamérica) hiciera que la demanda por juegos originales no fuera tanta, y por ende, trece años después se convirtiera en una labor titánica encontrar juegos; caso concreto de la consola Sony PSX.

Este fenómeno en el incremento de precio tiene una explicación simple pero larga; básicamente personas que empezaron a criticar videojuegos antiguos en YouTube (quienes sinceramente se han vuelto parte esencial en mis suscripciones) y dan sus opiniones de una manera cómica hablan de juegos raros y que comúnmente llamaban la atención del consumidor por las razones opuestas, al hablar de juegos tramposos, absurdos, y que podrían caer en lo “malhechos”. Lo que mucha gente sintió fue un sentimiento encontrado, al ver que estas personas hacían pedazos a sus recuerdos más íntimos de su vida, de una manera graciosa que a todo mundo agrado, sin dejar de lado grandes títulos que salían en las consolas actuales. Y quienes no habian jugado lo que se mencionaba en sus videos, aprovechaban para ir y buscar dicho juego y sacar sus conclusiones.

Por si fuera poco, diferentes compañías como Nintendo, Namco Bandai, Microsoft, y Ubisoft, liberaron muchísimas de sus licencias a nivel mundial de manera oficial. Con esto último mencionado, las compañías podían crear playeras con temáticas de sus videojuegos favoritos, figuras, entre muchas cosas más, acercando a los consumidores a franquicias que llevan mucho tiempo ya en los corazones de nosotros. La industria también causo esto, al darle oportunidad a desarrolladores independientes a que llevaran a cabo sus proyectos, estos que son muy buenos que dieron a las personas la oportunidad de apreciar lo simple como son Braid y Limbo. El hecho de jugar y olvidarte de todo, no solamente estresarse en charcos de sangre o en una guerra virtual. Poco tiempo después cayó en un pozo donde no se ha podido volver a sacar un gran título que cause una nueva revolución, es otra historia para una entrada de blog.

Muchos culpan a la genuina cultura Hípster de ocasionar el incremento de precio, pero ellos solo son actores en esta gran tragicomedia, ya que la cultura de apreciar y pagar lo que sea por lo antiguo y alternativo como mencione lleva desde 2009 y que día con día crece potencialmente este mercado que paga no por la antigüedad, tampoco por la consola en la que esta, o si quiera por el juego en sí, sino por el valor nostálgico en nuestras vidas, cosa que considero se ha abusado y que de seguir haciendo esto puede dejar a muchos compradores y vendedores en la calle.

Siempre me han gustado los videojuegos, y es algo que me encanta aprender poco a poco a cada instante, pero me parece abusivo que los vendedores crean que coleccionistas y aficionados a grandes entregas piensen que somos tontos y pagaremos lo que sea por uno de sus productos. El otro día pude comprobarlo al buscar una consola Sega master System, la cual no es tan rara y tiene juegos muy buenos. Mi sorpresa fue que al preguntar por ella la estaban vendiendo en un absurdo precio de 800 pesos SIN JUEGO O CAJA. Juegos de otras consolas arriba de los doscientos pesos, y accesorios ni se diga. Pagar casi más de quinientos pesos por un Nintendo 64, la consola exponente de esta arbitrariedad que les hablo. Juegos que ni siquiera tienen su caja y están rayados con marcador en cantidades inauditas desde los 300 pesos por juego, lo cual es insólito considerando los medios que hay de “emular” de manera idéntica el juego y que aún hoy en día es un taboo mencionar. Si uno quiere apoyar a la compañía creadora y obtener el juego tal cual simplemente puede comprarlo en línea en la tienda virtual de su consola con una tarjeta de prepago.

Hay maneras de adjudicarse buenas comprar, la mejor es en bazares, locales independientes, grandes tiendas rematando mercancía vieja, y en compras cara a cara vía internet, donde uno debe de tener cuidado y precauciones, pero de llevar una pauta uno puede hacerse de una buena colección de juegos a un precio justo. Nunca va a faltar alguien que quiera abusar de las circunstancias o pensar que vivimos en un futuro apocalíptico donde los videojuegos están prohibidos. Fui testigo de una barbarie donde un comprador buscaba un control inalámbrico Wavebird original de Nintendo Gamecube, una consola que no fue cotizada en su tiempo debido a que el PlayStation 2 arraso el mercado, pero que no deja de ser una muy buena consola y que podemos tener una colección de juegos originales a precio económico. La polémica empezó cuando un joven le ofreció de manera déspota al comprador el articulo sin caja, este a un precio exorbitante de OCHOCIENTOS PESOS… ¿Tecnología inalámbrica adelantada a su tiempo? Si ¿Un abuso hoy en día, al querer vender un artículo relativamente raro de hace diez años a un precio de un control de PlayStation 4? Absolutamente.