A lo largo de nuestra vida llegan personas que se vuelven importantes para nosotros. Algunas se van y otras se quedan por mas tiempo. Pero te has preguntado para qué aparecieron y porqué se alejan?.
Tal vez esta historia te ayude a encontrar una explicación.   

EL GRAN ESCENARIO

—Estas bien hijo?.
Mi visión estaba nublada, poco a poco aparecía el rostro de una señora de aspecto agradable que me miraba de cerca.
—Estas bien… hijo? —repitió la señora.
Yo no estaba seguro de qué me había sucedido. Ahora tomaba conciencia que estaba tirado en el suelo rodeado de varias personas que me miraban fijamente. Sus expresiones mostraban asombro pero también un poco de nervios.
—¿Qué sucedió?, ¿por qué me encontraba en el suelo?. En realidad no recuerdo quién soy yo —dije para mi mismo.
—Estas bien hijo? —esta vez su voz demandaba una respuesta.
—Que insistente señora, deje que me reponga —pensé.
—¡Di tus líneas! —alguien entre la multitud susurró.
Al escuchar ésto, la cabeza empezó a darme vueltas y hubo mayor confusión.
—A qué se refiere?—haciendo un esfuerzo mayor, logré mirar a mi alrededor y descubrí que estábamos en un escenario, un gran escenario. 

Yo intentaba recordar qué hacía ahí, ¿era esto una obra de teatro?, ¿mi caída había sido un accidente o parte de la obra?. Pero sobre todo, ¿cuáles eran mis líneas?. En un instante todo se detuvo, la gente estaba ahí pero no se movía. Había tanto silencio que pensé que podrían oír mis pensamientos. Aproveché esta situación para hacer un esfuerzo mental y recordar cómo había llegado ahí y qué tenía que decir. Sin embargo mi esfuerzo fue en vano. El tiempo se me había acabado y entonces tomé el riesgo de improvisar.
—Estoy bien señora, estoy bien —dije un poco nervioso esperando no equivocar mi diálogo.

Un hombre a mi lado me sujeta de la mano y me ayuda a levantarme. Todos los reunidos casi en forma simultánea afirman con la cabeza y regresan a sus actividades. Yo me quedo en medio del escenario observando con atención a ver si algo me regresaba mis recuerdos y mi diálogo.
—Bueno, toma asiento hombre —me dijo la persona que me ayudó a levantar señalándome una mesita al lado nuestro.
—Me parece que le debes una disculpa sincera a esa señora —me dijo el hombre.
Yo habiendo ya tomado el riesgo de la improvisación le dije:
—Disculpe señora, lo siento.
—Pero que forma de disculparte es esa?. Hazlo desde el corazón. Siéntelo verdaderamente. Que las palabras no vengan de la cabeza únicamente.
Me paré, respiré profundamente cerrando mis ojos y traté de visualizar una especie de esfera luminosa alrededor mío y de esta persona. Luego abriendo los ojos y mirándola a los suyos le dije:
—Lo siento en verdad señora, le pido una disculpa y la amo.
Ella me sonrió amablemente, se dio la media vuelta y salió del escenario.

Aparentemente había salido bien librado de esto, pero como veía las cosas no tardaba en aparecer alguien más con otro asunto pendiente. No acababa de pasar este pensamiento por mi cabeza cuando a la mesa llega un señor que de inmediato toma asiento y dice:
—Finalmente te encuentro. Tremendo escándalo que armaste.
—Si así parece. Respondí esperando mas pistas.
—Y bueno nuestro asunto ya está concluido. Todo fue entregado a tiempo y en las cantidades que me pediste.
—Bien —dije casi murmurando.
Entre menos hablara menos riego habría de equivocarme.
—Desafortunadamente tu pago se retrasó varios días —agregó.
—Me parece que debes disculparte sinceramente y agradecerle —comentó mi acompañante.
—Claro, si, por supuesto. Lo siento.
—Vamos, del corazón. ¡Anda!.
Me parece que ya sabía a lo que se refería. Cerré mis ojos, respiré profundamente y nuevamente visualicé una burbuja de luz blanca que nos rodeaba a ambos. Luego le dije:
—Verdaderamente te agradezco lo que haz hecho por mi y me disculpo por los inconvenientes que hubo con tu pago —nos levantamos, le di un abrazo y escuché en mi mente que me decían:
—No olvides decirle que lo amas.
—Pero…
—Puedes decirlo mentalmente.
Bueno eso sí que podía hacerlo.
—Me parece que eso es todo. Gusto en conocerte. Adiós —dejando nuestra mesa se dirigió a la parte trasera del escenario donde ya no pude verlo.

—OK, ¿Qué sigue?, ¿mi novia con un ataque de celos?.
—Me parece que debes tener mas cuidado con lo que piensas —dijo mi acompañante, poniéndose de pie para recibir a una chica que bastante agitada se dirigía hacia nuestra mesa.
—¿Dónde estabas?, sabes que llevo horas tratando de localizarte?. ¿Qué pasa contigo?
—Lo siento, sabes tuve un accidente y…
—Ya sabía que me ibas a salir con un pretexto. Dime, ¿dónde estabas?. ¿Por qué haces esto?.
Yo solo miraba a mi compañero que hasta ese momento me di cuenta que nadie había interactuado con él.
—¿Y bien?. ¿Qué crees que debes hacer? —me dijo con una sonrisa de complicidad.
Cerré mis ojos, respiré profundamente y le dije a la chica:
—Te pido una disculpa y te amo.
De pronto descubrí que yo había creado esas situaciones a través de mis pensamientos de los cuales no era totalmente conciente.
—Continúa repitiéndolo pero ahora hazlo en forma mental —dijo el hombre que había estado conmigo desde el principio y que ahora lo estaba reconociendo como mi maestro.
La Chica siguió con su reclamo, yo le respondía pero mentalmente repetía la frase “Te pido una disculpa y te amo”. Así ella fue cambiando el tono de su voz, relajándose hasta que logramos aclarar la situación. Yo estaba sorprendido pues de otra manera ésto no se habría resuelto en tan corto tiempo y de esta forma.
—Pero dime, ¿estas bien?, ¿fue fuerte la caída? —me decía mientras nos abrasábamos como señal de reconciliación.
—Estoy bien, un poco confundido. Solo eso.
—Bueno me voy a casa para preparar tu comida preferida. Ahora nos vemos.
—¿Escuché bien?, ¿así de sencillo? —miraba con asombro a mi maestro que lucía resplandeciente. Quién dijo:
—Lo mas importante es que sea desde el corazón. Recuerda, cuando tu dices: “Lo siento, te amo”, en realidad estas diciendo: “Te pido perdón por mis pensamientos erróneos que hacen que yo te vea como algo diferente a  un Ser de luz perfecto”. Por eso al repetirlo aún en forma mental, pero contactando tu corazón, cualquier situación se desvanecerá rápidamente.

—Éste es el gran escenario de la vida, donde tú eres el protagonista de tu propia obra. La gente que te rodea son personajes que están ahí porque tú lo has pedido. Tú lo necesitabas para crecer y ellos han decidido ayudarte tomando un papel para representarlo. Ha sido a través de tus pensamientos erróneos que los demás interactúan contigo de esa forma. Cuando logras ver a una persona como un ser de luz perfecto, has logrado sanar esa relación y liberas a ese Ser de luz de su personaje. Entonces él decidirá si deja la obra o toma otro personaje y continúa (Esta técnica de resolución de conflictos tiene sus orígenes en  los kaunas, sacerdotes y maestros milenarios de los pueblos Hawaianos).

—Aceptar ésto, significa hacerte responsable en el mayor nivel. Comprenderás que todo lo que ocurre a tu alrededor sucede por ti y para ti; y por lo tanto eres cien por cien responsable de esa situación.

—Eso lo entiendo. Pero si mi vecino se pelea con su esposa, ten por seguro que yo no tuve nada que ver y no quiero hacerme responsable de esa situación.
—¿Tu crees que existen vecinos que se pelean con sus esposas?
—¡Por supuesto, pero qué pregunta!. Me he cambiado de casa tres veces y tres veces he presenciado tremendas peleas…
—Y no van a parar —interrumpió mi maestro–. Mientras en tu mente exista el pensamiento erróneo de que los vecinos se pelean con sus esposas, ésto seguirá sucediendo. Libérate de ese pensamiento erróneo y verás cómo de inmediato dejarán de aparecer en tu vida los vecinos que se pelean con sus esposas.
—Pero eso no significa que todos los vecinos dejen de pelear, ¿cierto?.
—Por supuesto que no. Porque aún existen personas que creen en los vecinos que pelean. Pero a ti te corresponde sanar tus pensamientos. Ese es tu deber.

Yo permanecía sentado y miraba a toda esa gente que se encontraba en el escenario y que por un breve instante habían detenido sus actividades para observarme; como si la continuidad de la obra dependiera de mi siguiente pensamiento.

—¿Así que todos ellos están aquí por mis pensamientos erróneos? —había gran sorpresa en mi rostro.
—Todos estamos aquí representando un personaje en este tu gran escenario.
—Siendo así, creo que lo mas prudente es que cuando interactúe con alguien me pregunte “¿cuál es el pensamiento erróneo que hace que yo no vea a esta persona como un ser de luz perfecto?”. Yo quiero sanar mis pensamientos —dije con voz fuerte, mostrando seguridad y confianza que pretendía que todos en mi escenario escucharan.
—Ja ja ja –rió mi maestro—. ¿Quién te crees tú para poder encontrar el pensamiento erróneo que hace que alguien represente un papel en tu escenario?. Pero sobre todo, sanar estos pensamientos no depende de ti únicamente —eso sí lo habían escuchado todos y yo estaba apenado.

—El principal pensamiento erróneo se encuentra enraizado en nuestra mente inconciente y por lo tanto no es de fácil acceso. Sin embargo no es necesario que identifiquemos tal pensamiento. Lo importante es sanarlo y para ello basta con repetir mentalmente “Lo siento, te amo”. Existe en nuestro
Ser el potencial necesario para liberarnos de estos pensamientos. Así de simple.

—Tu solo tienes que hacerte cargo de lo que puedes ver. Tu Ser se hará cargo de lo que no puedes ver —afirmó mi maestro haciendo una pausa para que yo reflexionara.
—Lo que puedo ver es la forma en que me estoy relacionando con los demás. Formas erróneas de relacionarme. Eso veo y me hago cargo diciendo desde el corazón “Lo siento, te amo”. Lo que no puedo ver es el pensamiento inconciente que genera dicha relación, pero de eso se hace cargo mi Ser. – Ahora había certeza en mis palabras.
—Continúa tu trabajo. Nos encontraremos en otra ocasión —mi maestro se levantó, me abrazó lleno de amor y se dirigió a un costado por donde dejó el escenario.