En el presente Blog comienzo invitándolos a contestarse

las siguientes preguntas; ¿Somos una sociedad

miedosa?. Si es así, ¿por qué lo somos?, ¿cómo

vivimos nuestro miedo?. Y sobre todo..  ¿qué impacto

tiene todo esto en nuestra salud mental?.

El miedo es una emoción que activa nuestro sistema nervioso cuando detectamos una situación de amenaza o peligro. Esa compleja sensación tiende a invadirnos y hace que en la mayoría de los casos tengamos pensamientos irracionales sobre lo que está sucediendo, adoptando una postura de completa alerta emocional y física. Dicha respuesta, constituye uno de los mecanismos más precarios con los que cuenta el ser humano naturalmente, es decir, difícilmente podemos evitarla.

¿Miedo real  o miedo imaginario?

Lo que es cierto también es que el miedo, muchas veces, tiende a ser subjetivo y en muchos de los casos distorsiona el pensamiento que el sujeto tiene ante una situación real. En la gran mayoría de los casos en que un individuo lo experimenta, hay pensamientos irracionales, imaginarios o inventados por la misma persona. Lo cual quiere decir que si en ese momento fuéramos realmente objetivos y valoráramos la situación desde fuera, lo más seguro es que nuestro juicio de la realidad coincidiría con que nada verdaderamente grave está sucediendo. Aunque también hay que aceptar que en algunos casos, el imaginar dichas amenazas tiene que ver con la situación social que vivimos, sobre todo cuando formamos parte de una sociedad en la que la violencia y agresividad se anuncian en los noticieros y periódicos día con día.

¿Qué provoca el miedo en los integrantes de nuestra sociedad?

El miedo no nada más tiene que ver con la edad o las experiencias de cada persona, en nuestro caso como mexicanos, nuestro miedo llega a ser producto de la situación de inseguridad y peligro que vivimos, leemos, escuchamos  y “comemos“ todos los días. La problemática actual del narcotráfico y la violencia relacionada, ha generado un impacto tremendo en la población expuesta, provocando que la gente desarrolle diversos trastornos psicológicos e incluso psiquiátricos a causa de lo que los psicólogos llamamos estrés postraumático, que es un estado potenciado del estrés y la ansiedad que se da a partir de una experiencia muy fuerte, como puede ser un asalto o un secuestro. Y creanme que es una verdadera pena que nuestra sociedad tenga que vivir con un miedo de esa dimensión, casi paranoide, a causa de dicha condición social y política.

¿En qué momento se vuelve un motivo de trabajo en terapia?

El miedo es motivo de trabajo en terapia cuando sus consecuencias hacen que se rebasen los niveles promedio de estrés y ansiedad, y por consecuencia vuelvan disfuncional la vida de la persona. Pero sobre todo es motivo de terapia cuando hace que el ser humano se paralice existencialmente y dicha parálisis se refleje en la toma de distintas decisiones que lo encaminan a tener éxito (o no) en su proyecto de vida, incluso decisiones insignificantes que provocan que la persona viva angustiado o frustrado. En pocas palabras, cuando la persona empieza a la pasarla muy mal y a tener una incapacidad de construir el futuro como consecuencia de ello.
En algunos casos, aunque no es una regla general, dicha inseguridad puede ser producto de algún evento pasado que ocasionó demasiado miedo y que le provoca una ansiedad generalizada a la persona, de ser así, se trabajan técnicas de desensibilización o cualquier otra que ayude a combatir fobias específicas.

Además de la ayuda de un experto ¿Qué más puedo hacer como persona?

El amor es la herramienta más eficaz contra el miedo, pues se puede decir que es un sentimiento opuesto. Mientras que el amor nos puede liberar, el miedo nos encadena y aprisiona. Cuando una persona teme a quedarse sólo, el amor propio puede neutralizar dicho miedo y hacer que la persona logre realmente lo que se propone y le apasiona en la vida. Cualquier miedo en un niño, desde el más insignificante hasta el más grave, puede modificarse, siempre y cuando la familia fomente una dinámica amorosa. De manera que, el trabajo más fuerte como psicoterapeuta es justamente fomentar un sistema en el que predomine el amor, la autoestima en el paciente y claro, su autoconocimiento (sin autoconocimiento no hay autoestima). Para que dicha persona pueda afrontar los retos de la vida más feliz y más seguro.


                                                                                                        “El miedo es la prisión del corazón“ (Autor Anónimo)

Psic. Julia Balcázar Luna
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