Al hablar de imagen profesional, la puntualidad es, indiscutiblemente, un aspecto vital. No basta ir a una cita perfectamente vestido y con una excelente actitud si no llegamos a la hora pactada. La puntualidad es uno de los valores más apreciados tanto en el ámbito profesional como en el personal. Sin embargo, resulta ser que en nuestra sociedad son muy pocos los que tienen esto presente. De hecho, tal parece que los puntuales están mal pues son a los que muchas veces se les castiga.

Seguramente has estado del otro lado, “esperando” a alguien con quien hiciste una cita. ¿No te sucede que conforme van pasando los minutos y la persona no llega, comienzas a dudar de si hiciste o no la misma, y finalmente, a desesperarte y a sentirte incómodo cuando ya pasaron más de 20 minutos? Y es que se trata de algo muy básico: el respeto hacia el tiempo de uno mismo y el de los demás.

Indudablemente, el mismo sentimiento de frustración te embarga cuando, por ejemplo, vas al médico y te dejan esperando más de dos horas. O cuando en alguna institución o empresa tienes que realizar cierto trámite y debes esperar interminablemente o te hacen dar vueltas y vueltas. 

Con tu puntualidad demuestras tu educación y la importancia que esa persona o evento tienen para ti. Cuando una cita te interesa, te levantas más temprano, tomas un taxi si es necesario, interrumpes una conversación con tu hijo o pareja, o dejas al lado un libro interesante. Pero llegas a la hora fijada. Esto habla de tu interés, de la prioridad que el asunto tiene para ti y de qué tan bien organizas tu tiempo.

A todos se nos puede presentar algún incidente inesperado. Si es así, te recomiendo hablar por teléfono para avisar que llegarás un poco más tarde. Es preferible avisar, a simplemente no decir nada.

“La puntualidad es”, como decía Luis XVIII, rey de Francia, “la cortesía de los reyes”. La persona que tiene esta excelente costumbre, causará siempre muy buena impresión. Gente así merece respeto y admiración. Lo más preciado que tiene el ser humano es la vida. La vida está hecha de tiempo. Lo más valioso que podemos dar a alguien es: respetar su tiempo.

No olvides que la puntualidad es el complemento ideal de una buena imagen. Si eres puntual, proyectarás confianza y credibilidad. La puntualidad es un estilo de vida. Hay personas que ya se acostumbraron a ser y a vivir así. ¡No seas de esos por favor! Trata de esmerarte en solucionarlo si ése es tu caso. Intentemos quitar esa imagen “mundial” que tenemos los mexicanos por nuestra impuntualidad. No es posible que hasta para una boda se nos tenga que citar a las 7.30 p.m. para llegar a las 8.00 p.m. porque “ya nos conocen”. Considera estar en una cita con un margen de 10 minutos antes de lo pactado para solventar cualquier imprevisto. En otros países, en donde el tema de la puntualidad es ya parte normal de su cultura, incluso se imprime en la invitación la hora de comienzo y del término del evento. Así de estrictos son con su tiempo.

¿Cómo podemos mejorar este aspecto tan primordial? Observa las siguientes sugerencias:

1. Identifica las causas de tu impuntualidad: ¿se trata de descuido, pereza, olvido, falta de organización?

2. Fija un sistema que solucione la causa de tu problema, por ejemplo, levántate más temprano para que te dé tiempo de arreglarte, cómprate un buen despertador, reduce distracciones en tu día, etc.

3. Realiza un plan de tu día o semana, dependiendo de la cantidad de actividades que tengas. De esta forma podrás calcular mejor tus posibilidades de coordinar tus eventos de manera más realista.

4. Utiliza “alarmas” para tener noción del tiempo, por ejemplo, usa notitas adheribles, ponte el reloj en la otra mano, pídele a alguien puntual que te llame o avise cuando sea necesario, etc. 

5. Organiza tus actividades y establece la prioridad que cada una tenga, especialmente las más importantes te gusten o no y comienza con ellas.

Sé constante y disciplinado, notarás el cambio y vivirás con menos estrés.

Si estás en el lado contrario y eres una persona puntual, exige respeto por tu tiempo. No te acostumbres a que jueguen con él. Intentemos tomar en cuenta este aspecto porque finalmente a través de nuestra puntualidad reflejamos quiénes somos.

Con esfuerzo y voluntad, seguramente podremos adueñarnos de la cortesía de los reyes. Organizar nuestro tiempo, priorizar y ser puntuales siempre beneficiará nuestra imagen profesional y personal.

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