¿Tiene sabor la memoria?

¿A que huele un buen cumpleaños?

¿Qué textura tiene un abrazo de tu mamá? …

       Todo recuerdo, bueno o malo, que ha sido grabado en nuestra memoria ha tenido un impacto a nivel sensorial: olores, texturas, sabores… anclajes en nuestra historia y principalmente ingredientes que nos han hecho quienes somos. ¿Será esta la base de aquello que llaman COCINA DE AUTOR?

Encontré varios significados a este término, de los cuáles los que me parecieron más completos son:

1.        “Aquellos cocineros que diseñan una estrategia culinaria singular y renovadora, en el gusto tradicional, pero tan innovadora que representa un salto cualitativo con respecto a la cocina anterior”. (Pepe Carvalho)

2.        “Madurez creativa de la cocina del siglo XX que pasa de la dictadura del chef cómplice, que acepta la palabra establishment, a la aportación del cocinero creador que encuentra un estilo propio y modifica el gusto”.(Vásquez Montalbán)

Ambas respuestas me parecen muy acertadas en el plano racional pero creo que hablar de comida que nace de la experiencia y la historia personal va mas allá de una teoría. Los mejores chefs actuales se distinguen por otorgarle un plus a cada unos de sus creaciones. Tal es el caso de Enrique Olvera, René Redezepi, Ferrán Adriá, por nombrar algunos… genios culinarios que tienen algo en común: han exteriorizado su alma en forma de comida.

      Encontré un video que quiero compartir con ustedes, explica en forma delirante cómo la experiencia personal influye en el proceso creativo del Chef Massimo Botura (del restaurante Osteria Francescana, tal vez el mejor restaurante en Italia y uno de los mejores en el mundo):

Untitled from Carlos Fernandez on Vimeo.

¿Alguna vez has tratado de encontrarle sabor a un recuerdo… olor a una canción o textura a un sentimiento? Te invito a que cierres los ojos por un momento y traigas a tu mente uno de los mejores momento que hayas tenido en tu vida… ponle colores… un sabor, ¿qué textura tiene?… ¿qué olor tiene?       Hace tiempo tenía una novia con la que compartía esta dinámica, le dábamos adjetivos sensoriales a los recuerdos… a la música. Hacíamos que la vida se mezclara entre el plano emocional y el sensorial. ¿Te imaginas que la próxima vez que vayas a un restaurante puedas hacer lo contrario? … darle recuerdos a la comida?

¿Recuerdas la escena del crítico de restaurantes en la película Ratatouille cuando con tan sólo un bocado regresa a su infancia?

¿Te imaginas vivir de esa forma… dándole sensaciones a todo lo que haces? ¿Visualizas la posibilidad de que la próxima vez que comas en un restaurant los ingredientes de un plato te puedan transportar a otros mundos… a otro tiempo… a otro punto en tu mapa personal de recuerdos?

¿Se te antoja?

En mi próximo blog voy a escribir acerca del restaurante INTRO, el cual es desde mi punto de  vista uno de los mejores ejemplos de cocina de autor en Puebla. Te invito a que mientras tanto vayas a cenar acompañado de alguien con quien disfrutes la alegría del “ser y estar” y que hagan juntos esta dinámica… encuentren emociones en el sabor. ¡Compárteme tu experiencia!